Mariano Rajoy no quiere abrir el frente de Eta porque se siente acosado por los cuatro costados políticos a causa de las inevitables medidas impopulares que exige la crisis económica que José Luis Rodríguez Zapatero ha dejado en herencia. Por eso está haciendo, en relación a los terroristas, lo contrario de lo que decía antes de su victoria electoral. Y, por supuesto, la deslegalización de Bildu y de Amaiur, que era una de sus apuestas más firmes, se ha quedado en agua de borrajas.
El presidente está irritado con Jaime Mayor Oreja porque el exministro ha declarado que “Eta le está ganando la batalla al Gobierno, no está perdiendo”. Ha vaticinado además que “Eta planteará pronto un proyecto de ruptura de España”. En ese proyecto, como hemos comprobado hoy con la declaración de Batasuna, no solo figura la independencia del País Vasco sino la incorporación de Navarra al secesionismo.
En la negociación política, de tú a tú, que el gobierno Zapatero mantuvo con Eta figuró desde el primer momento, bajo el incierto amparo de la disposición transitoria cuarta de la Constitución, la absorción de Navarra por el País Vasco. Mayor Oreja sabe muy bien lo que dice. Y aunque podría callar ha preferido no hacerlo. El militante medio del PP comprende muy bien la prudencia del Presidente al tratar el asunto de Eta. Rajoy no quiere abrir un nuevo frente de debate. Eso no significa que dirigentes políticos del PP y de las asociaciones de víctimas del terrorismo, no puedan expresar su preocupación por una política de concesiones cuyo resultado es el robustecimiento de la banda terrorista.
Eta se ha alzado ya con la gobernación de Guipúzcoa, del ayuntamiento de San Sebastián y de muchas docenas de municipios vascos y navarros, amén de brujulear en el Congreso de los Diputados a través de Amaiur. Esa es la grave herencia, la peor de las herencias que ha dejado Zapatero.
Entiendo, en fin, muy bien la prudencia de Rajoy al no abrir en este momento un nuevo frente con Eta. Entiendo también la posición de Mayor Oreja que se siente en la obligación de alertar a la opinión pública sobre lo que en poco tiempo se nos vendrá encima. (Luis María Ansón/El Imparcial)
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DIGNIDAD O COBARDÍA.
No basta con 'entender', como hace Ansón, las posturas de Rajoy y Mayor. Yo también las entiendo, pero hay prioridades. Desde luego, salir de la crisis económica es una prioridad. Pero impedir que una banda terrorista invada las instituciones que se dicen democráticas, es lo más importante. Al menos desde una perspectiva democrática.
¿Qué presente y futuro tiene una democracia que permite que los terroristas entren en el Parlamento, como uno más? ¿Hásta dónde llegará la cobardía y la bajeza de los políticos? Lo que pasa no es peor que si hubieran dejado entrar a la mafia siciliana, con representantes en el Congreso de Diputados.
Si Rajoy mira hacia otro lado en esta cuestión vital para España y para el sistema democrático, merece el desprecio de los españoles. Los que no están acojonados. Los que dicen 'seamos comprensivos y no nos harán daño', aceptarían ponerse de rodillas.
Son los mismos cagones y cobardes que creen que esta actitud, también servirá con el terrorismo islamista. Se equivocan de plano. En ambos casos, los terroristas son miserables y despreciables, pero no tontos. Hacen bien en aprovecharse y despreciar a unos políticos sin dignidad. Quieren engañar hablando de prudencia. Pero, en realidad, no es prudencia. Es miedo, cobardía.
“Si el hombre no ha descubierto nada por lo que morir, no es digno de vivir.” Martin Luther King
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