(No hubo genocidio español en América. Para disgusto de los rebaños antiespañoles que destilan odio y sectarismo.
No permita que lo digan delante de sus narices. ¡Mienten como bellacos!)
LA GRAN MENTIRA DEL GENOCIDIO ESPAÑOL EN AMÉRICA.
De todas las mentiras que he escuchado a lo largo de mi vida sobre asuntos históricos, quizá entre las que más me molestan estén las relativas al papel ejercido por España en América. Las que conforman la “Leyenda Negra” que acusa a España de genocida y esclavizadora de los pueblos americanos durante la Conquista. Y me molestan porque son acusaciones falsas e infundadas, que a base de ser repetidas e introducidas con calzador en el ideario popular, hemos acabado por creérnoslas hasta los propios españoles.
Todo proceso histórico conquistador o
colonizador conlleva el uso de la violencia y de las armas. Si bien el Imperio
Romano invadió y conquistó España desde el siglo III A.C.,
arrasando y aniquilando a nuestros antepasados celtíberos, lusitanos,
astures o cántabros, a nadie con un mínimo de inteligencia se le ocurriría
hoy decir que Roma es la culpable de “la aniquilación de España” y del
“sometimiento injusto” de nuestro pueblo.
Más bien, los españoles mantendremos
una deuda eterna con Roma por habernos dejado un legado inigualable tras su
paso, latinizándonos y regalándonos su influencia y su organización. Algo
parecido, o quizá de superior magnitud, sucedió en lo que respecta a la
transmisión de riqueza a América tras nuestra llegada. La diferencia, sin
embargo, es que el Imperio Romano no tuvo la mala suerte de contar con un
enemigo anglosajón que volcara sobre él durante siglos infinitas mentiras y
leyendas destinadas a diezmar su legitimidad y grandeza incontestables.
También los propios Tlaxcaltecas ayudaron
a Hernán Cortés a derrotar a sus enemigos deTenochtitlán (los
Aztecas de Moctezuma), y los Aztecas, a su vez, combatieron junto a
los españoles en posteriores colonizaciones…La historia, como vemos, es al
final una sucesión de conquistas, y si bien se cometieron algunos casos
aislados de maltrato durante los periodos de introducción y de Conquista
(inevitables teniendo en cuenta las gentes, las circunstancias y la época)
España no ejerció sobre los nativos americanos ningún tipo de genocidio ni
esclavitud generalizado. Muy al contrario, podemos decir (y avalarlo con
documentación y hechos contrastados de la historia), que España fue el único
país de Europa que siempre protegió en su Conquista a los nativos de todos
nuestros territorios de Ultramar, garantizándoles una vida digna y unos
derechos integrales.
Pocos años después de nuestra llegada a
tierras americanas, y en virtud de nuestra condición de Reino católico (clave
en nuestra posterior relación con los indígenas), y del impulso de nuestros
frailes Franciscanos y Jesuitas, fuimos los propios españoles
quienes dictamos multitud de normas, leyes y decretos oficiales que protegían a
los indígenas de cualquier abuso. Y fue la propia Reina Isabel la Católica quien
determinó tras el primer viaje de Colón, que los indios nativos no
debían ser considerados esclavos, ni siquiera gentes colonizadas, sino súbditos
de pleno derecho de la Corona Española, como habitantes de las
nuevas provincias recién descubiertas.
Llegada de Cristóbal Colón a América
Y nos tomamos tan en serio los españoles
la aplicación de justicia sobre los indígenas delNuevo Mundo, que la
Monarquía Hispánica inmediatamente acometió las reformas necesarias para
regular su trato de forma oficial.
De esta manera, nada más dos décadas después
de iniciarse el Descubrimiento (el 27 de diciembre de 1512), España
abolió la esclavitud indígena mediante las “Leyes de Burgos”, en las
cuales se emitieron las ordenanzas necesarias “para el gobierno con mayor
justicia de los naturales, indios o indígenas” y se
estableció que el Rey de España tenía derecho a “justos títulos” de dominio del Nuevo Mundo, pero sin derecho a
explotar al indio, que era hombre libre y podía tener propiedades, pero que
como súbdito debía trabajar a favor de la Corona sin mediar la esclavitud,
retribuido y con libertades garantizadas, a través de los españoles allí
asentados. España anteponía la evangelización de los nativos a cualquier otra
materia, nativos a quienes consideraba hermanos cristianos, dejando a un lado
las excepciones salvajes que efectivamente se pudieran dar y de las que de
ninguna manera fue culpable España como unidad.
Pero las “Leyes de Burgos” no fueron unas
leyes aisladas en lo referente al trato a los indígenas, y treinta años más
tarde (1542), España emitía las “Leyes Nuevas” ( o Leyes y ordenanzas nuevamente hechas por Su Majestad para la
gobernación de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios), en las que entre otras cosas se regulaba aún más
en detalle el trato a los nativos, proclamando de nuevo su libertad y
suprimiendo igualmente las encomiendas. Eran normas emitidas por los propios
españoles y que restaban derechos a los pobladores españoles en beneficio de
los indígenas, algo inédito en aquel momento y digno de asombrosa admiración…En
esas “Leyes Nuevas”, el Emperador Carlos I mandó constituir
una comisión que determinara la limitación de los derechos de los españoles en
sus encomiendas y el sistema y forma en que se llevaban a cabo las Conquistas
(no podían violarse los derechos indígenas en ese proceso). En dichas leyes,
también se regulaban los tributos que los indígenas debían aportar al Estado,
como súbditos del Rey que eran y no como esclavos.
En resumen, en lo relativo al trato a los
indígenas, las “Leyes Nuevas” aportaban lo siguiente:
- Sobre la esclavitud:
* Cuidar la conservación y gobierno y buen trato de los indios
* Que no hubiera causa ni motivo alguno para hacer esclavos, ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate, ni de otra
manera alguna.
* Que los esclavos existentes fueran puestos
en libertad, si no se mostraba el pleno derecho jurídico a mantenerlos en ese
estado.
* Que se acabara la mala costumbre de hacer
que los indios sirvieran de cargadores (tamemes), sin su propia voluntad y con
la debida retribución.
* Que no fueran llevados a regiones remotas
con el pretexto de la pesca de perlas.
* Se dictó orden a la armada española para la
persecución y castigo de las naves esclavistas inglesas, holandesas y
portuguesas que infectaban el caribe con destino a las colonias anglosajonas y
a Brasil.
- Sobre las encomiendas:
* Que los oficiales reales, del virrey para
abajo, no tuvieran derecho a la encomienda de indios, lo mismo que las órdenes
religiosas, hospitales, obras comunales o cofradías.
* Que el repartimiento dado a los
primeros Conquistadores cesara totalmente a la muerte de ellos y los indios fueran puestos bajo la real Corona, sin que nadie
pudiera heredar su tenencia y dominio.
Y es que, como decía el historiador e
hispanista estadounidense Lewis Hanke, uno de los mayores expertos
sobre Hispanoamérica: “Ninguna nación europea se responsabilizó de su
deber cristiano hacia los pueblos nativos tan seriamente como lo hizo España”. Y no solo cuidamos más que ningún otro país nuestra
relación con aquellos nuevos compatriotas, sino que el nacimiento del Imperio
Español en América supuso, de facto, en inicio de uno de los periodos más
prósperos de la historia universal.
Un periodo en el cual la ciudad de México llegó
a convertirse en la urbe más grande y rica del planeta, o en el que cuando
llegaron las independencias, España había creado un legado que convertía a
Hispanoamérica en la región más próspera del planeta, con un nivel de vida y
una economía incluso superiores a las de la Europa de entonces y con unas
ciudades (como Lima, Santa Fe de Bogotá o México), mucho más
importantes que Londres, París o la Roma de aquel momento…Y
fuimos quizá tan respetuosos y precavidos, que podemos afirmar que los
problemas reales de las independencias americanas no fueron causados por
España, sino por los trágicos y mal llamados “libertadores”, que en
nombre de una falsa igualdad arrebataron a los indios sus derechos y sus
tierras comunales, amparadas por las leyes y los derechos que los españoles
habíamos decretado siglos antes.
Nuestra labor en América no tuvo
absolutamente nada que ver con genocidios o esclavitudes, y sin embargo sí
mucho que ver con el florecimiento en América de una nueva cultura que venía a
cambiar para mejor la que nos encontramos al llegar. Descubrimos sociedades
tecnológica y humanamente 3000 años atrasadas, generalmente inconexas entre
ellas, que en su práctica totalidad practicaban el canibalismo y
los sacrificios humanos, y a las cuales situamos a la cabeza del mundo
en pocos siglos. Y es España la responsable de haber trasladado a América
el urbanismo, el derecho, las economías estructuradas, la agricultura,
las universidades, las catedrales, las técnicas arquitectónicas, la influencia
del Renacimiento, la imprenta, la rueda, la escritura, la música o la fe,
entre otras infinitas cosas. Fundamos 23 universidades en
América que daban educación a casi200.000 alumnos de todas las
clases sociales y razas (Portugal no fundó ninguna en Brasildurante
su periodo colonial, mientras que la Inglaterra colonial de
entonces, por ejemplo, hasta ese momento se había preocupado más bien poco por
educar a sus indígenas), y a través de la península, hacíamos llegar a América
todas las corrientes intelectuales y las artes que la grandiosa España de
entonces absorbía.
CAPITULO XII del testamento de ISABEL LA
CATOLICA: «Por cuanto al tiempo que nos fueron concedidas por la Santa Sede
Apostólica las islas e tierra firme del mar Océano, descubiertas e por
descubrir, nuestra principal intención fue, al tiempo que lo suplicamos al Papa
Alejandro sexto de buena memoria, que nos hizo la dicha concesión, de procurar
inducir e traer los pueblos de ellas e los convertir a nuestra Santa Fe
católica, e enviar a las dichas islas e tierra firme del mar Océano perlados e
religiosos e clérigos e otras personas doctas e temerosas de Dios, para
instruir los vecinos y moradores de ellas en la Fe católica, e les enseñar e
doctrinar buenas costumbres e poner en elfo la diligencia debida, según como
más largamente en las Letras de la dicha concesión se contiene, por ende
suplico al Rey, mi Señor, muy afectuosamente, e encargo e mando a la dicha
Princesa mi hija e al dicho Príncipe su marido, que así lo hagan e cumplan, e
que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e non
consientan e den lugar que los indios vecinos e moradores en las dichas Indias
e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e
bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados. E si algún agravio han
recibido, lo remedien e provean, por manera que no se exceda en cosa alguna de
lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concesión nos es infundido y
mandado».
¿Qué se cometieron atrocidades e
injusticias? Sin duda, sí. ¿Qué hubo quienes utilizaron su poder personal para
esclavizar a veces a los indígenas? También. Pero el 95% de
las muertes acaecidas por aquel tiempo en América no son producto de las armas
españolas, sino de los virus y enfermedades (como la gripe, la viruela, la
escarlatina o el sarampión), que inevitablemente se transmitieron de España a
América y de América a España entre dos mundos que hasta ese momento habían
estado permanentemente aislados entre sí.
Por todo ello, creo que es deber de toda
la comunidad Hispanoamericana conocer estos hechos, para no dejarnos seguir
engañando por la leyenda negra creada por el mundo anglosajón y por quienes
encabezaron las distintas independencias e hicieron creer a algunos que la
bellísima historia común que tenemos no fue sino una vulgar y cruel
escabechina. Con un poco de rigor histórico y cultura, descubrimos que lejos de
ser aquello que esos dicen, la historia de España en América es uno de los
periodos más hermosos y prósperos de la historia universal, porque España no
fue a América para irse sino para quedarse, para construir y para fusionarse. Y
fruto de ese aporte y de esa fusión son sus ciudades y sus gentes de hoy, que
son el mejor ejemplo vivo de aquella gesta sin igual que hermanó para siempre a
una comunidad de naciones que hoy engloba a 450 millones de personas.
FUENTE: “Guía políticamente incorrecta de la
civilización occidental”, adaptación española basada en: The Politically
Incorrect Guide to Western Civilization. Anthony Esolen y José Javier Esparza
Torres. Ciudadela Libros.
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