martes, 6 de octubre de 2015

PARECE QUE AHORA SE ENTERAN.

 
 (Dado que es tan fácil 'cargarse' a un hombre con denuncias femeninas, sean verdaderas o falsas, no debe extrañar este distanciamiento de los hombres hacia las mujeres. Recordemos que los hombres no tienen presunción de inocencia en cuestiones de denuncias por acoso y similares.
 

En fin, consecuencias de leyes de progreso sin regreso.


Creo que una vez escribí un ejemplo pero voy a repetirlo. Estaba en la Facultad de Cornell (USA) invitado por un profesor de esta Facultad de Derecho. Estábamos los dos sentados en su despacho cuando llegó una estudiante para hablar con él. Le dije que podía salir pero me dijo que no. No permitió que la estudiante entrara en el despacho. La atendió junto al quicio de la puerta.
 

Le pregunté, después, el motivo de este comportamiento. Me dijo que había que tener mucho cuidado con las denuncias falsas. Basta una sinvergüenza entre mil para que te arruine la carrera. Especialmente si no tienes presunción de inocencia.
 

Conclusión. Desconfiad de las mujeres. Pueden arruinaros la vida con una denuncia. Aunque sea falsa. Gran éxito de progreso.)
 
 
 
 
 
 
 
PARECE QUE AHORA SE ENTERAN.
 
 
SE QUEDAN SIN REDES DE CONTACTOS

El terror a las demandas por acoso entre los profesionales

Las profesionales tienen cada vez mayores dificultades para crear las vitales redes de contactos en el mundo laboral por el miedo que tienen sus colegas varones de provocar denuncias de acoso o discriminación.

 
 
 
 
 La joven abogada británica Charlotte Proudman, de 27 años, saltó a la fama a principios del mes pasado por la hazaña, notable para alguien de su edad y sus escasos merecimientos, de arruinar o, al menos, dañar seriamente la carrera de un prestigioso colega, Alexander Carter-Silk, al acusarle de "conducta inaceptable y misógina".

¿Los hechos? Carter-Silk comentó por mensaje privado a través de la red de contactos profesionales LinkedIn a Proudman que salía estupenda ("stunning") en la foto de su cuenta. No llega a piropo, incluso se podría considerar una cortesía de bienvenida, si uno lo quiere ver así... O una insinuación insidiosa de que la persona así piropeada es un mero objeto, una cara bonita que se juzga por su físico y no por su capacidad profesional.
 
 
Carlos Esteban (La Gaceta)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nada digo..pensar si que pienso.....