domingo, 16 de junio de 2013

¿POR QUÉ SON TAN COBARDES?



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 (El problema no está, como dice la editorial, en las justificaciones que los asesinos dan a sus crímenes. Está en la cobardía y la miseria moral de las que se las tragan.

El PP, con las excepciones de rigor, cobardía.

El PSOE, con las excepciones de rigor, miseria moral. Recordemos que, según Zapatero, el terrorista Otegui era 'un hombre de paz'.)




¿POR QUÉ SON TAN COBARDES?

 Víctimas que no volverán a votar al PP.  EDITORIAL
Veinte años después del atentado de López de Hoyos los etarras se han salido parcialmente con la suya.

·  El arma más poderosa de los terrorismos (el yihadista ahora y antes los de raíz marxista-leninista) no son las bombas o el manejo de las redes sociales, sino la coartada política. Lo que les convierte en inexpugnables no es la sangre que derraman, sino la justificación política con la que envuelven sus crímenes. Como los Gobiernos dejen de considerarles lo que son –delincuentes– y les den el estatus de luchadores de una determinada causa, los Gobiernos han perdido la batalla.

Eso es lo que pasó con ETA, a la que Zapatero dio alas al ponerse a negociar con ella, con inexplicable torpeza, cuando la banda estaba casi en las últimas, tras la enérgica actuación de los Gobiernos de Aznar. Una política complaciente con los asesinos, que se saldó con la llegada de los proetarras al poder en el País Vasco. Y, más inexplicable todavía, que ha encontrado eco en el Gobierno de Rajoy, como demuestra la excarcelación de Bolinaga.

En este contexto, se entiende la indignación de las víctimas del terrorismo. Como los familiares de los seis militares y el conductor civil que perdieron la vida en el atentado de la madrileña glorieta de López de Hoyos, hace ahora veinte años. Fue uno de los cinco más sangrientos de la banda en aquellos años de plomo en que Madrid era golpeada una y otra vez por el terrorismo. Pero la indignación de los familiares de los fallecidos o de la veintena larga de heridos que dos décadas después siguen conviviendo con las secuelas es aún mayor al saber que no todos los autores de la masacre han sido juzgados –sólo fueron condenados los dos etarras que proporcionaron el coche bomba.

El crimen no sólo ha quedado impune, sino que los criminales se han salido parcialmente con la suya, como da a entender Lidia, la hija de uno de los militares asesinados en López de Hoyos, al decir que “la fatídica indiferencia de nuestras instituciones ha terminado por otorgar todo el poder a Bildu en el País Vasco, y se acepta con absoluta normalidad que un terrorista salga de la cárcel por enfermedad”.

Las víctimas han sido la moneda de cambio de las cesiones del Estado a ETA, singularmente en tiempos del presidente que impulsó la negociación y que llamaba a Otegi hombre de paz, pero de forma más sutil con el Ejecutivo de Rajoy. Es lógico que las víctimas manifiesten su decepción ante unos gobernantes que les han defraudado. No se imaginaban bofetadas morales tan lacerantes para ellas como el bolinagazo –decisión tomada por el juez de vigilancia penitenciaria, pero impulsada primero y bendecida después por Interior–. Como llega a decir hoy en el reportaje de ÉPOCA una de las heridas graves en López de Hoyos, incondicional de toda la vida del partido de Génova: “Si sigue así, no volveré a votar al PP”.  (La Gaceta)

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