lunes, 9 de noviembre de 2009

PROGRESISMO.







PROGRESISMO.




ABC | SEVILLA

Cuando J.A.S.B decidió separarse de su pareja, R.V.D., comenzó para él un calvario que acabó, de forma preventiva, con sus huesos en la cárcel. Empezaron a llover contra él denuncias por malos tratos y el terror de acabar encarcelado le llevó a buscar la permanente presencia de algún testigo y solicitar allí donde se dirigía alguna prueba de la hora y el día en que se encontraba. Pedía facturas. Solicitaba los nombres de los camareros o dependientes que le atendían... Cualquier cosa para intentar cubrir las 24 horas de cada jornada, porque no sabía por dónde le llegaría la siguiente denuncia. Sin embargo, nada pudo evitar que acabara en prisión y que perdiera once meses de su vida, su trabajo y su buen nombre.

Acoso cruel

El acoso al que le sometió su compañera resultó cruel, como acaba de descubrir el juez de violencia sobre la mujer de Sevilla. R.V. D. presentó contra su ex pareja, entre diciembre de 2005 y abril de 2008 hasta ocho denuncias, todas inventadas, por malos tratos y agresiones. En el colmo de su retorcida actuación acudió en varias ocasiones a programas de televisión para narrar entre lágrimas y desesperación una historia inventada: que ella y sus dos hijos estaban en constante peligro y que no sabía «cómo pedir protección para no ser la próxima en la lista» de asesinadas.


El juez ha deducido recientemente testimonio por un delito de denuncia falsa contra la mujer ya que, como ha quedado demostrado, su ex compañero no pudo cometerlos. Por tanto, ha acordado, de oficio, presentar una denuncia contra R.V.D. en el Juzgado de Guardia, una vez que la Audiencia de Sevilla ha archivado la causa contra su ex compañero. También levantó todas las órdenes de protección de la supuesta víctima y las medidas cautelares de alejamiento del denunciado.


El denunciado pasó once meses en prisión preventiva por unas supuestas lesiones a su ex pareja que, según el relato definitivo de la Audiencia, consistieron en cortes superficiales que, por su localización y forma, parecen fruto de «un origen voluntario, no exento de cierto cuidado, y no de un violento y descontrolado acometimiento» por otra persona. El abogado del denunciado, Fernando Retamar, informó a Efe de que ya tenía redactada la denuncia contra ella pero el juez de Violencia sobre la Mujer se ha adelantado y ha remitido, de oficio, los hechos al Juzgado de Guardia.

La sentencia de la Audiencia llamó la atención sobre el hecho de que ninguna de las agresiones sufridas tuvo testigos, pese a los lugares públicos donde se produjeron, y recoge que el médico que atendió a la denunciante en el hospital en una de sus denuncias no se creyó que hubiese perdido el conocimiento durante dos horas y media por un traumatismo craneoencefálico que ni siquiera apreció en la exploración médica.

Los supuestos navajazos recibidos, según la sentencia, resultaron ser «heridas incisas muy superficiales», situadas en la parte anterior del cuerpo y que no respondían a las heridas defensivas propias de quienes tratan de evitar una agresión con arma blanca. Dice la Audiencia que, frente a la débil acusación, el denunciado presentó coartadas «sólidas», pues aportó varios testigos que le acompañaban en horarios incompatibles con las agresiones.

Pese a lo alarmante del caso expuesto, cabe recordar que hace poco el Consejo General del Poder Judicial informó de que sólo el 0,19% de las denuncias de violencia de género presentadas en España eran falsas.

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NORMATIVA QUE PREPARA EL PSOE (LD)

Un juez de familia prevé un "holocausto" si se endurece la Ley de Violencia de Género

El juez sevillano, Francisco Serrano, prevé un "holocausto" si se endurece la Ley de Violencia de Género y asegura que los cambios que prepara el PSOE aumentarán los suicidios de hombres denunciados y los homicidios de mujeres, abogados o incluso jueces y fiscales.

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IGUALES ANTE LA LEY.



Ninguna persona decente pone en duda que deben castigarse las agresiones y las muertes de mujeres a manos de sus parejas. El problema no es éste. Al menos, como digo, para la gente decente. El problema es cómo proteger a las mujeres en peligro (no a 'las mujeres', lo que es imposible) y cómo aplicar una sanción a los agresores, de acuerdo con un juicio justo. Es decir, con las garantías que debe tener todo ciudadano. Las mismas garantías procesales que tendría, o debería tener, una mujer que ha matado a su pareja.




Lo que no es admisible, desde una perspectiva democrática, es hacer leyes que se saltan a la torera uno de los principios conseguidos por la modernidad y la democracia: la igualdad ante la ley. Como es sabido, los progres de todo tipo y condición, siempre han preferido la igualdad de resultados. Esto lo podemos ver en las escuelas e institutos españoles. Un fracaso educativo preocupante debido, entre otras causas, a la obsesión igualitaria.



Dado que no pueden conseguir la igualdad 'a la alta', consiguen la igualdad 'a la baja'. Es lo más fácil. Pero, al mismo tiempo, lo más catastrófico. Ahí están los resultados. En la cola de Europa en calidad educativa. Frente a esta demagogia igualitarista, debería respetarse la igualdad ante la ley, no la igualdad de resultados, que fuerza y coacciona la realidad para convertirla en un cuento feliz igualitario, a gusto del gobierno progresista. Todo falso.



Si pasamos al problema de las agresiones a mujeres por parte de sus parejas, mi opinión es parecida. Igualdad ante la ley. No hacer leyes 'ad hoc', que es una vuelta a la Edad Media. Que el Estado mejore las plantillas de policía, y los medios técnicos para que se pueda garantizar, mucho mejor que hoy, la seguridad de las mujeres en peligro. Y el que agreda, se le aplica la ley. Si hay que endurecerla (para todas las acciones de las mismas caractarísticas) se hace.



Lo que no es admisible, en una sociedad democrática, es que haya sanciones específicas para hombres, mujeres y mediopensionistas. Esto es un atropello. Es inadmisible que una persona tenga una sanción diferente (siendo iguales todas las otras circunstancias) por tener un aparato sexual diferente. Pues bien, esto es lo que hace el progresismo zapateril.



Estoy convencido (aunque no tenga pruebas empíricas) de que la mayoría de las mujeres no son partidarias de estas legislaciones progresistas medievales. Pondré un ejemplo. Recuerdo que, en una de mis clases, en la que se trataba de la parte de mi asignatura titulada 'Teoría de la Justicia', conté que en Suecia habían propuesto (o aprobado, no recuerdo) que las mujeres tuviesen una cuota como profesoras de Universidad.



Al final de la clase hice una encuesta, y todas o casi todas (digo casi todas para salvar mis espaldas porque creo que fueron todas) las chicas de la clase dijeron, más o menos, lo siguiente: 'No necesitamos favores. Basta que nos traten igual. Somos capaces, con nuestro esfuerzo, de llegar hasta dónde nos propongamos'.



Fue uno de esos días en que el profesor sale feliz y orgulloso del aula.



Sebastián Urbina.


4 comentarios:

María dijo...

La falta de respeto de las mujeres que denuncian falsos malos tratos por las mujeres maltratadas de verdad me parece asimilable a la de los chivatos del Faisán por los compañeros que perdieron la vida luchando contra ETA. No sé si la inmoralidad es extensible a toda la sociedad, pero los casos comienzan a no ser aislados.
El maquiavelismo de hechos como éstos, parece fruto de la mentalidad del 'todo vale', sin pensar en si pisoteamos derechos ajenos, como en los múltiples casos de corrupción: ande yo caliente, ríase la gente.
Suscribo totalmente la reflexión acerca de que resulta un gran paso atrás legislar por sexos. Y, como mujer, tampoco quiero cuotas (al final llegan a miembras del gobierno mujeres de la talla intelactual de Aído, con eso de las cuotas). Quiero gente capaz, independientemente de su sexo. Y quiero que se me trate igual que a un hombre, sin favoritismos. Que cada uno demuestre lo que vale y, a partir de ahí, ocupe su puesto.

UVA dijo...

Este es un tema sangrante de nuestra sociedad.Soy mujer, soy abogado, he llevado muchos divorcios y separaciones, defendiendo unas veces al hombre y otras a la mujer, y tengo que decir con toda rotundidad que en España la igualdad no existe.

El hombre español viene al mundo cargado con una presunción de culpabilidad que le acompañará durante toda su vida, en su relación con el sexo femenino.

Con todo esto, están destrozando la posibilidad de que un hombre y una mujer se sientan realmente unidos, cómodos y confiados uno con otro. Las madres hemos de inculcar a nuestros hijos una desconfianza absoluta hacia las mujeres, que a la primera de cambio, le pueden acusar de malos tratos, atribuirle hijos que tal vez no sean suyos pero que le harán pagar pensiones, y tenerle en jaque durante toda su vida. Una buena madre tendrá que prevenir a su hijo desde la pubertad para que se ande con ojo ante los peligros que representa una mujer, y no tendrá más remedio que hacer a su hijo receloso y desconfiado.

Y la sociedad por su parte, convencerá a nuestras hijas de que los hombres son malos por naturaleza, que nos pegan, que nos esclavizan, que abusan en todos los ámbitos de nosotras, y que, por ello, estamos legitimadas para hacerles todas las putadas que se nos ocurran. Se lo merecen por haber nacido machos.

De nada servirá el ejemplo de tantos hombres buenos que se han dejado la vida trabajando para su familia, educando a sus hijos y dando la cara por todos en los malos momentos. Esos parece que no han existido nunca, porque no salen por la tele, ni en las películas, ni se habla de ellos.

Pero existen, han existido, y seguirán existiendo. He conocido y conozco a muchos, y a todos ellos, les doy las gracias por estar ahí,complementándonos a las mujeres, y demostrando silenciosamente que la sociedad actual está desquiciada.

Sebastián Urbina dijo...

María y UVA, no tengo el gusto de conocerlas pero son ustedes dos mujeres admirables. Les felicito.

María dijo...

Me he emocionado al leer el comentario de UVA. Desgraciadamente, conozco el tema de los malos tratos de cerca. Por eso me indigna tanto la gente que frivoliza con ello, utilizándolo para obtener lo que puede tras una separación o un divorcio. Pero también conozco hombres buenos, valientes y entregados. De todo hay en la viña del Señor. Lo mismo pasa con las mujeres: las hay arpías y manipuladoras, y otras incapaces de matar una mosca. Con quién nos cruzamos en la vida es, a veces, una cuestión de azar. No podemos generalizar. Pero sí es cierto que hay hombres y mujeres contra los que es mejor prevenirse; no todos, pero los hay.
Lo que creo que no se puede hacer(ustedes de eso saben mucho más que yo) es legislar en base a la diferencia, porque siempre estaremos siendo injustos o con una parte de los hombres, o con una parte de las mujeres.