INTERECONOMÍA.
Como no podía ser de otra forma en un país, España, donde la envidia es tantas veces motor de la acción humana, Intereconomía sufre cada día el acoso de muchos colegas, de muchos y “bien intencionados” colegas.
Aún resuenan las palabras de Rubianes en la televisión pública de Cataluña, llamando “puta” a España, el “Aznar asesino” de miles de vociferantes, el constante calificativo de fascistas, radicales, xenófobos, anticatalanes, franquistas, a quienes desde la libertad y el respeto defienden a los que todavía atesoran unos pocos gramos de sentido común y realismo.
Acostumbrados a diario al patrocinio con dinero público de la corrupción y depravación de los menores, al escarnio y la mofa de las creencias de los católicos y de sus representantes de la jerarquía de la Iglesia, a la proliferación de leyes inicuas atentatorias contra la vida y la dignidad humanas, nuestra piel va cogiendo grosor y crecen su tolerancia y pasividad a tan groseros ataques.
Viendo y sufriendo a diario todo esto parecería una broma macabra la reacción de todos los que estos días han embestido sin límites, en sus formas y en su fondo, contra la propia existencia de Intereconomía. Ellos son como aquel portaaviones que orgulloso enviaba mensajes continuos a algo que a lo lejos brillaba al frente, parecía que iban a chocar. Ésta era la cantinela: “Apártense por su bien, somos un portaaviones”. Y otra vez: “Cambien su rumbo, por su bien, somos un portaaviones y vamos hacia vosotros”.
Somos La Sexta, Cuatro, la SER, somos el Gobierno, El Periódico de Cataluña, el fiscal general del Estado, somos Bono, Garzón, Zapatero, somos los fiscales, la todopoderosa vicepresidenta Fernández de la Vega, somos el Ministerio del Interior, la Agencia Tributaria, somos la Policía Judicial, apártense por su bien, y cambien el rumbo.
Nuestra respuesta ante tanta potencia de tiro, ante tanta seguridad, ante tanto armamento pesado, sólo puede ser ésta: “Les recomendamos que sean ustedes quienes cambien su rumbo, nosotros sólo somos un modesto faro”.
Julio Ariza IrigoyenPresidente del Grupo Intereconomía
Aún resuenan las palabras de Rubianes en la televisión pública de Cataluña, llamando “puta” a España, el “Aznar asesino” de miles de vociferantes, el constante calificativo de fascistas, radicales, xenófobos, anticatalanes, franquistas, a quienes desde la libertad y el respeto defienden a los que todavía atesoran unos pocos gramos de sentido común y realismo.
Acostumbrados a diario al patrocinio con dinero público de la corrupción y depravación de los menores, al escarnio y la mofa de las creencias de los católicos y de sus representantes de la jerarquía de la Iglesia, a la proliferación de leyes inicuas atentatorias contra la vida y la dignidad humanas, nuestra piel va cogiendo grosor y crecen su tolerancia y pasividad a tan groseros ataques.
Viendo y sufriendo a diario todo esto parecería una broma macabra la reacción de todos los que estos días han embestido sin límites, en sus formas y en su fondo, contra la propia existencia de Intereconomía. Ellos son como aquel portaaviones que orgulloso enviaba mensajes continuos a algo que a lo lejos brillaba al frente, parecía que iban a chocar. Ésta era la cantinela: “Apártense por su bien, somos un portaaviones”. Y otra vez: “Cambien su rumbo, por su bien, somos un portaaviones y vamos hacia vosotros”.
Somos La Sexta, Cuatro, la SER, somos el Gobierno, El Periódico de Cataluña, el fiscal general del Estado, somos Bono, Garzón, Zapatero, somos los fiscales, la todopoderosa vicepresidenta Fernández de la Vega, somos el Ministerio del Interior, la Agencia Tributaria, somos la Policía Judicial, apártense por su bien, y cambien el rumbo.
Nuestra respuesta ante tanta potencia de tiro, ante tanta seguridad, ante tanto armamento pesado, sólo puede ser ésta: “Les recomendamos que sean ustedes quienes cambien su rumbo, nosotros sólo somos un modesto faro”.
Julio Ariza IrigoyenPresidente del Grupo Intereconomía
3 comentarios:
Muy Bueno.
Son los tolerantes y plurales, siempre que se piense como ellos, claro está. ¡Qué pena!
No es comparable el insulto barriobajero de un comentarista supuestamente serio en un programa supuestamente de debate (eduardo garcia en intereconomia llamando lo que todos sabemos ya a una política), con los comentarios de un señor que era un bufón y del cual se pueden permitir ciertos exabruptos, o con lo que se pueda decir, en programas basura como la noria, etc.
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