viernes, 18 de junio de 2010

REINOS DE TAIFAS.

17 AUTONOMÍAS, 17 JEFECILLOS DE ESTADO

Luis María ANSON

Cada presidente autonómico, salvo alguna aislada excepción, ha organizado su Comunidad como un Estado de pitiminí, adornado, eso sí, por toda la parafernalia del poder. El craso error de Adolfo Suárez del “café para todos” ha encaramado en España a 17 jefecillos de Estado con sus palacios, sus gabinetes, sus servicios de Prensa y relaciones públicas, sus miríadas de asesores, su protocolo rimbombante, sus viajes a todo avión, sus gastos suntuarios, sus multiplicados escoltas, sus caravanas de coches blindados a 500.000 euros la pieza.



Un escándalo y una vergüenza, acentuados por el despilfarro en las televisiones autonómicas, que cada presidente ha creado para su gloria y botafumeiro. Más de 1.500 millones de euros deben ya los canales autonómicos, a pesar de la generosa financiación pública. Más de 10.000 trabajadores están empleados en ellos, pagados por los impuestos con que se sangra a los ciudadanos. Salvo excepciones, estos canales autonómicos no están al servicio del pueblo sino al servicio de la vanidad de los presidentes autonómicos, insaciables a la hora de recibir elogios y parabienes.



Está claro que la austeridad exige la privatización fulminante de los canales autonómicos, generadores de un torrente incesante de pérdidas. La iniciativa privada los convertiría en rentables. Años pasados, en cada ejercicio, Televisión Española perdía 100.000 millones de pesetas mientras Telecinco ganaba 35.000 millones de pesetas. Esta es la diferencia entre la empresa pública y la privada. Casi 700 millones de euros en subvenciones recibieron en 2007 los canales autonómicos, el doble que el año anterior. La situación clama a gritos la privatización del sector. (El Imparcial)

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GRAVE ERROR.

El grave error de Ansón es creer que el 'café para todos' fue un error, y que no lo hubiera sido el 'café para las comunidades históricas'. Es lo que parece implícito en su artículo.

Los españoles, en general, no hubieran admitido (eso espero) que tres comunidades (Cataluña, País Vasco y Galicia) disfrutaran de un tratamiento especial y mejor que las demás Autonomías. A veces lo parece, pero no estamos en la Edad Media. La Modernidad va de la mano, entre otras cosas, de la igualdad de los ciudadanos ante la ley.

El que unas personas (los territorios no tienen derechos) hubieran disfrutado de ciertas características en el pasado no les da derecho a exigir que se sigan manteniendo en la actualidad. Por ejemplo, las tradiciones no tienen, necesariamente, que ser respetadas. Depende de si las tradiciones son compatibles con los valores democráticos que están en la base de la convivencia actual. ¿Aceptaríamos una tradición que impidiera que las mujeres fuesen jueces, por ejemplo?

Si se hubiera construido un 'Estado Autonómico Asimétrico', las consecuencias habrían sido peores. Que ya es decir. El problema de fondo no es 'café para todos' o 'café para tres'. El problema de fondo es que un Estado de las Autonomías sin lealtad constitucional y sin fuerzas de cohesión (fuerzas centrípetas) que articulen un proyecto común, termina por disolverse en una especie de Confederación de Taifas, con reyezuelos autonómicos.

Y, en España, entre los separatistas antiespañoles, el rojerío cuya patria es 'la libertad', y con un Partido Popular incapaz de articular un discurso ideológico con el que hacer frente a separatistas y al rojerío, ha pasado lo que tenía que pasar. Se ha ido disolviendo la nación española en baronías que se miran el ombligo y que piensan, solamente, en sus propios intereses. O sea, ha fallado un proyecto común.

Y los grandes responsables no son los nacionalistas. Ya sabemos lo mezquinos que son y no podíamos esperar de ellos más que victimismo y chantaje. Los grandes responsables han sido los dos grandes partidos, supuestamente nacionales. Y una clase política mediocre y, en buena parte, corrupta. Pero esto no hubiera bastado. Una parte importante de los españoles ha votado, ¡por segunda vez! a Rodriguez Zapatero.

¡Qué se puede esperar de un pueblo tan maduro! 'Todo pueblo tiene el gobierno que se merece'.

Si puede elegirlo, que es nuestro caso.

Sebastián Urbina.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues yo conozco un diputado de una de estas 17 autonomías, y su sueldo supera los 6.000 € al mes, a lo que hay que añadir dietas, viajes gratuitos, móvil gratuito y demás prebendas.

¿Cuanto nos cuestan todos estos cargos públicos que en realidad no son más que cargas públicas?