12/6/2008.
ALGO DE SENSATEZ.
Guerra apuesta por suspender la autonomía vasca si Ibarretxe mantiene su consulta ilegal.
(a pesar de que con el estatuto catalán protestó en pasillos pero, luego, votó como los demás)
Me parece apasionante, sorprendente y, por encima de todo, preocupante, la capacidad de los grupos humanos para suicidarse políticamente. España es un caso ejemplar que va camino de repetir las trágicas ridiculeces de la Primera República.
Nacioncillas con boina aparecen somo setas dispuestas a trocear España. ¿Cómo ha sido? No como la primavera. Hay algunos elementos que han configurado esta peligrosa situación.
Una Constitución que tiene un Título octavo muy peligroso porque no cierra la construcción del Estado español. Lo que permitido que 'la cuestión territorial' sea un grave e inacabado problema.
Unos partidos políticos nacionalistas, sectarios y enfermos de odio (su alimento espiritual) que se aprovecharon de la buena fe de la clase política de entonces. Por ejemplo, aceptamos esta ley electoral que os beneficia a cambio de lealtad constitucional. No saben qué es ni les interesa.
Dos partidos (antes nacionales) que fueron cediendo día a día, espacios de poder a los nacionalistas, hasta dejar el Estado con menos competencias que un Estado federal. Lo más grave es que, todavía hoy, existen idiotas políticos (Rajoy, Ruiz-Gallardón, Piqué, Núñez Feijoo, y similares) que dice (ignoro si lo creen) que hay que dialogar y pactar con los nacionalistas. Se suele decir que antes se hizo, pero el tiempo cambia. Hubo unos momentos en que fue posible. Hoy todos los nacionalismos se han quitado la careta. Pero sigue habiendo gente como la citada que, por miedo o acomodamiento, no quiere afrontar los problemas de frente.
Si en el Partido Popular hay bastantes idiotas y cobardes políticos (creo que ganarán el próximo Congreso), en el Partido Socialista Obrero Español, la mentira es el faro. El que no mienta y se acomode a la realidad, será expulsado o ninguneado. Hay que mantener el poder sea como sea. Y tienen grandes especialistas. A veces uno tiene la tentación de admirar su gran capacidad para la mentira. Hace pocos días pude ver y escuchar a un 'todoterreno' socialista, es un decir. Es increible su capacidad para mentir con tanta naturalidad.
Europa no será un freno al independentismo. Nuestros adversarios Estado-nación verán con agrado que seamos más débiles. Una familia dividida lo es. Cuando seamos más pobres e irrelevantes, habrá quejas y lamentos. Será tarde. Es el destino que se merece una sociedad (parcialmente) alelada, hedonista y pueril. Esta parte de sociedad se merece los políticos que he mencionado. Se merece que voten a un político que miente públicamente. Se merece que prefieran a Solbes frente a Pizarro, a pesar de que el primero mintió públicamente. Somos la sociedad más antiamericana de Europa, otro de los signos de identidad pijo-progre. Y de paso, la izquierda más antediluviana, contradiciendo al maestro Revel que aseguraba que este honor correspondía a la izquierda francesa. Con estos mimbres y con una derecha acomplejada y sin capacidad de liderazgo ¿qué se puede esperar?
Me he equivocado tantas veces que deseo que ésta sea una más.
Sebastián Urbina
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Miguel Porta Perales.
¿Cui bono? ¿A qué intereses sirve esta aspiración soberanista? Los clásicos de la politología dirían que a los intereses de la burguesía, de las clases medias, de la clase política, de la intelligentsia. Si tenemos en cuenta que para la burguesía España sigue siendo todavía un buen negocio, si tenemos en cuenta que las clases medias -el común de la ciudadanía- no están todavía por la labor a tenor de lo que dicen las encuestas, ¿cui bono? A la clase política y a la intelligentsia. A una clase política nacionalista o neonacionalista de derecha e izquierda que se mueve confortablemente en el seno de un relato que ella misma ha construido y que le puede deparar ciertos beneficios políticos, simbólicos y económicos. Y, como decíamos, a una intelligentsia nacionalista ideológicamente muy connotada que espera ver reconocido y premiado su talento.
El soberanismo catalán, metafísico y providencialista, maniqueo y descortés -grosero e hiriente, a veces-, está escribiendo el epílogo de España. Y hasta ahora lo ha hecho con la anuencia de un Rodríguez Zapatero interesado en mantener el poder «como sea». La diferencia entre la Cataluña real y la virtual debe borrarse, el irredentismo como vía para encubrir las propias insuficiencias debe desvanecerse, los intereses corporativos deben eclipsarse, las concesiones políticas deben terminarse. En definitiva, hay que poner la sensatez, el coraje e inteligencia debidas para evitar que la profecía de Casandra -el Caballo de Troya de un nuevo modelo de Estado- se cumpla en una España que, para empezar, difícilmente resistiría por mucho tiempo la relación bilateral con las partes. (partes del articulo)
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