miércoles, 25 de junio de 2008

LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS


25/6/2008.



LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS.




Así que el teniente Martín Cerezo reunió a la tropa y le expuso la situación: era verdad, la guerra se había perdido, España se había rendido y ellos, los de Baler, eran los últimos de Filipinas. Había que buscar una forma honrosa de rendir la posición. Cerezo se reunió con el jefe enemigo y pactó las condiciones: abandonar la plaza sin ser hechos prisioneros ni sufrir daños. Tras 337 días de asedio, los treinta y tres supervivientes, los héroes de Baler, abandonaban la iglesia enarbolando la rojigualda entre un pasillo de filipinos que les presentaban armas. El propio presidente Aguinaldo recibió a los héroes y les ofreció obsequios y alojamiento. Aguinaldo, admirado por el valor de aquellos hombres, publicó un decreto que decía así:
"Habiéndose hecho acreedoras de la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, la constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres aislados y sin esperanza de auxilio alguno, han defendido su bandera por espacio de un año, realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo; rindiendo culto a las virtudes militares e interpretando los sentimientos del ejército de esta República, que bizarramente les ha combatido, vengo en disponer lo siguiente: Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas no serán considerados como prisioneros, sino por el contrario, como amigos; y en su consecuencia, se les proveerá, por la Capitanía General, de los pases necesarios para que puedan regresar a su país".
Los héroes de Baler llegaron a España en septiembre de 1899. Fueron recibidos con todos los honores. Hoy, en la iglesia de Baler, una placa recuerda su gesta. En Filipinas se ha instituido recientemente el día hispano-filipino; se celebra el 30 de junio, en recuerdo de aquel decreto del presidente Aguinaldo. En España no hay un día específico que recuerde a aquellos valientes. Pero todos los días deberían ser el día de los últimos de Filipinas, de los héroes de Baler.(J.J. Esparza)


Me temo que los españoles actuales no somos dignos herederos de esta gente valiente, noble y con principios. Y que no se diga que no es la hora de los fusiles. No se trata de fusiles. Se trata de saber defender los principios en los que se cree. Si la política es solamente pragmatismo, apesta. Si es sólo principios, no es política. Hay que saber combinar la necesaria adaptación a las circunstancias dentro de los límites marcados por los principios. Aunque tales límites sean difusos y requieran interpretación. Pero que sea una interpretación argumentada y aprobada por los que defienden un determinado proyecto político. Si uno no se respeta a sí mismo ¿cómo espera que le respeten los demás? Por otra parte, siempre habrá grupos, más o menos numerosos, que actúan sobre la base de insultos y descalificaciones. Ayunos, por tanto, de argumentación que merezca este nombre. Con tal gente no se debe perder el tiempo.
Sebastián Urbina.

1 comentario:

Joan dijo...

Què s'ha fet de l'espanyol a les Filipines?