lunes, 2 de febrero de 2009

MANTENERSE EN EL PODER.


Lunes, 02-02-09
Las investigaciones sobre el GAL le resultaron menos costosas al PSOE que lo que le están suponiendo al PP las relativas al «espionaje». La chapuza que representa seguir los pasos de un señor «bajito, calvo y gordo» es considerada más grave que la orden de enterrar en cal viva a un señor que pasaba por allí y que se llamaba Marey ¿Trato de relativizar la importancia de una guerra de dossiers? Intento «situar» los hechos y recordar que si los socialistas negaron siempre la evidencia de los crímenes del GAL (tan dañosos para el Estado de Derecho) se desgarran las vestiduras con estas historietas de Mortadelo y Filemón (si no lo sabrá Pérez Rubalcaba) probada.

De resultar fiable la encuesta de «Metroscopia» según la cual ha crecido a 7,6 puntos la distancia entre los socialistas y los populares a causa del escándalo del «espionaje», habría que convenir que el PP carece del más mínimo patriotismo de partido. Porque una cosa es pasar por los carros y carretas del terrorismo de Estado y otra perder la moral por los informes inconclusos y vacuos de un periódico urgido de audiencia y de capital. Y además, en plena campaña electoral.
¿Estamos ante un partido sin conciencia de tal? Lo cierto es que los dirigentes del PP se han volcado hacia la guerra interior en vez de defenderse de los ataques «exteriores». Es un comportamiento extraño al que por naturaleza debe tener un partido. Como señalé hace unos días, el PP tiene su peor enemigo en el PP. En efecto, cuando el redactor de «El País» declaraba a la salida de la Fiscalía que en sus informes no había acusado a la Comunidad de Madrid (en contradicción con sus propios textos) ya se había puesto en marcha la señora Cospedal.

Lo más significativo para mí no es la clarificación de la autoría de los seguimientos a señores bajitos, calvos y gordos ni siquiera lo que hubieran podido hacer estos tipos... Lo que me apasiona es la vocación de suicidio que persigue a la derecha y que es justamente la contraria al afán desordenado de la izquierda por sobrevivir. Propio, por otra parte, de los partidos. (C. Alonso de los Rios/ABC)
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SUICIDAS Y CARADURAS.

Por una parte, tenemos la actitud acomplejada del Partido Popular actual. Su comportamiento no sólo es penoso sino que, además, desanima a sus votantes y simpatizantes. ¿Estos nos van a dirigir, podrían preguntarse? Nunca he comprendido esta actitud de ir con la cabeza gacha en vez de afrontar, con la cara bien alta, un debate ideológico con la izquierda.

A esta actitud patética se suma el comportamiento político de buena parte de la sociedad española que no ve más grave lo del GAL que lo del Prestige. Por poner un ejemplo. O se olvida (memoria selectiva) de los desafueros socialistas y solamente se acuerda de los desafueros populares. Ayudado por la prensa 'independiente'.

Finalmente, el pesoe. Un partido con tantas ansias de sobrevivir (mantenerse en el cargo) que haría cualquier cosa. ¿Cualquier cosa? Ahí estamos.

Sebastián Urbina.

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