martes, 24 de febrero de 2009

BERMEJO, SÍNTOMA Y ANÉCDOTA.

  • El ministro dimitido ejemplifica perfectamente el grado de deterioro a que ha llegado la Administración de Justicia en nuestro país. Sin embargo, aunque sea una anécdota penosa, es una anécdota, un eslabón en una carrera de despropósitos que viene de lejos y que, al parecer, forma parte de los genes socialistas. Hasta tal extremo que lo que en principio hubiera merecido aplausos de esperanza- el que hubiera socialistas que desaprobaban los comportamientos de Bermejo- tal vez no sea más que oportunismo coyuntural y electoral ante, sobre todo, estéticas que como la de los venados resultaban insoportables para las estéticas canónicas de los progre-socialistas. Prueba de esta sospecha de oportunismo es que lo que ha escandalizado en el PSOE han sido los venados, no que Garzón- el juez instructor de causas políticas- estuviera junto al ministro que es el jefe natural de los fiscales que impulsan y, de hecho, instruyen estas causas políticas.

  • El PSOE no cree en la división de poderes como clave del arco que sostiene el Estado de Derecho. Y no cree en la división de poderes, tanto en la versión marxista del socialismo que inspiró al PSOE de la II República hasta Suresnes como en la versión más o menos socialdemócrata que surge tras la conversión paulina a la democracia liberal. En la siniestra historia del PSOE- no me explico como no han cambiado de siglas y como asumen un pasado más bien poco edificante- la desconfianza en el estado de derecho- un invento burgués, decían- ha sido constante, incluida en la “etapa democrática” del socialismo actual. Los primero que hacen- lo primero-cuando alcanzan el poder es cargarse el espléndido sistema de justicia constitucional que, en la mejor tradición anglosajona y alemana- había consagrado la Constitución del 78. No engañaban a nadie: Alfonso Guerra lo proclama sin pudor cuando afirma que “Montesquieu ha muerto”, frase encima ambigua porque lo que procede es afirmar “ A Montesquieu lo hemos asesinado”.

  • La sentencia de Rumasa es el primer síntoma de que no van de bromas en lo del “asesinato” de la osamenta estructural que soporta el Estado de Derecho. Dimite y muere del disgusto un jurista excepcional que presidía el Constitucional: García Pelayo. Y que no van de bromas se ve inmediatamente cuando apuntan a la misma línea de flotación de una Justicia independiente, en primer lugar independiente de los otros poderes del Estado, el poder ejecutivo y el poder parlamentario, alterando su configuración e integración de forma que el Poder Judicial pasa a ser un apéndice del Poder Parlamentario que es como decir del Poder Ejecutivo.

  • A partir de ahí, el proceso de deterioro de la Justicia es cada vez más evidente y más inquietante: la Justicia se politiza y se politiza apuntando al primer y principal eslabón de la independencia jurisdiccional: el juez. Los “jueces estampillados” es un paladino intento de ir conformando una “justicia” en la línea marxista del “uso alternativo” del derecho. Los jueces- que es donde está residenciado por excelencia el atributo de la independencia jurisdiccional- dejan de ser jueces a secas para ser jueces “progresistas”, jueces “conservadores” y “jueces café con leche” o “vitorinos” como se les llama a los que quieren ser etiquetados de jueces “centristas”. Se traslada, en una palabra, a la Justicia la lucha política que se sustancia en la institución parlamentaria.

  • No basta. Y no basta porque, a pesar de los pesares, funciona todavía, en amplios sectores de la judicatura, el “peso de la púrpura” o de la toga o de las “puñetas” por aludir a un adminículo vestimentario exclusivo del orden judicial. Es el mismo “peso de la púrpura” que informa a los jueces del Tribunal Supremo noreamericano que nombra el presidente de los Estados Unidos pero, que apenas nombrados por vida, se olvidan de quien los ha nombrado y ejercen, desde su conciencia e independencia, el control judicial de las leyes que “ha hecho” aquel gran país. El siguiente asalto es la minimización de la función del juez en la decisiva fase de la Instrucción- la que filtra lo que hay que juzgar- y en esta dirección va el progresivo protagonismo de los fiscales- que no son “poder judical”, sino dependencia del gobierno de turno- y, por lo que viene, la futura “oficina judicial” que ha conseguido que cien catedráticos de Derecho Procesal hayan dado la voz de alarma por lo que es un mostrenco y descarado intento de “desjudicializar” cada vez más la función jurisdiccional.

  • Los encuentros venatorios entre un juez instructor- Garzón- y el ministro del ramo- Bermejo- o la cada vez más insoportable actuación de una Fiscalía devenida brazo ejecutor del gobierno de turno son consecuencias directas y claras del asesinato de Montesquieu. Sólo que hemos llegado a un punto de seria alarma democrática en el que los poderes del Estado se transforman en “poderes del Partido” para perseguir, controlar o eliminar civilmente al adversario o al políticamente incómodo. Hay dos ámbitos muy delicados desde el punto de vista de las libertades: la inspección de Hacienda y la Fiscalía. Ambos dependen jerárquicamente del poder ejecutivo y la tentación de utilizar estos dos poderes “en contra de” obligan a un continuo y puntilloso ejercicio de contrapesos controladores que garanticen su neutralidad. Lo grave que ocurre en nuestro país, aquí y ahora y tras el paso de los atilas por el Estado de Derecho, es que la neutralidad e independencia son virtudes que dependen de la probidad personal de quienes las detentan y no del sistema de checks and balances que hace imposible cualquier veleidad arbitraria de una función del Estado.

  • Santiago Carrillo decía cínicamente en plena transición que él “no tenía periódicos, pero sí periodistas”. Es lo que ha hecho el PSOE desde que ocupó por primera vez el poder, tras derribar todos los “checks”, todos los “balances” y todos los “montesquieus” de este mundo. El nuevo ministro de Justicia se ha estrenado diciendo que Bermejo ha sido un “gran ministro” y que él va a continuar desarrollando los proyectos en marcha. Está claro que será fiel a toda esta nefasta trayectoria socialista en materia de Justicia. Mal asunto. (Antonio Alemany/LB).
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LA DEGRADACIÓN MORAL.





‘Para empezar, habrá que destruirlo todo. Toda nuestra maldita civilización deberá desaparecer antes de que podamos traer alguna decencia al mundo’ (‘‘Mourian’, en Les Thibaut, de Roger Martin du Gard)


Esta utopía irresponsable y ensangrentada, ha llenado y llena, todavía, el corazón de millones de personas. Creen ser mejores porque desean una especie de ‘mundo feliz’, en el que no habrá contradicciones, en el que existirá el ‘hombre nuevo’ (de izquierdas, por supuesto) y en el que todos seremos felices. ¿Simpleza? Sí, pero esta utopía lleva sobre sus espaldas unos cien millones de muertos. A pesar de los insultos que han recibido los historiadores franceses, autores del ‘Libro negro del comunismo’, es un trabajo sólidamente documentado. Curiosamente, es difícil de encontrar.


Claro que, según algunos, lo ‘malo’ no es de izquierdas. Si usted dice que la Stasi, la Checa o el Gulag, son de izquierdas, será acusado de algo malo. Por ejemplo, de ser un facha. Usted debería saber que si algo va mal, no es de izquierdas. La conclusión es que solamente ‘lo bueno’ es, verdaderamente, de izquierdas. ¡Hay que ser tonto para creer esto! En cambio, si es usted católico e intenta convencer a un izquierdista de que la Inquisición ‘no es, verdaderamente, catolicismo’, será despreciado como hipócrita y falsario. Pues bien, la Inquisición forma parte de la historia del catolicismo y la Checa, el Gulag y la Stasi, forman parte de la historia de la izquierda.


A veces se critica la utilización del término ‘izquierda’ porque se aplicaría, supuestamente, a todo tipo de izquierdas. Y esto sería injusto. Hay diversos tipos y las críticas, las mías, por ejemplo, sólo serían válidas (en el mejor de los casos) para una o varias, pero no a todas. Cuando escribo, supongo que mis lectores tienen la inteligencia suficiente como para entender que hay términos vagos, como ‘izquierda’ y otros. También les supongo inteligencia suficiente para entender que al hablar de ‘izquierda’ no me refiero a todos y cada una de las personas que se autocalifican de ‘izquierdas’. Esto lo dejo para personas del todo-nada o del blanco-negro. Cuando les conviene. Ya ven, a veces se vuelven locos por los matices. Y, por último, también supongo, en mis lectores, inteligencia suficiente para entender que un artículo periodístico no es un tratado, y que nunca se puede decir todo. Aunque tampoco en los tratados.


No es tan difícil de entender. La distinción que hago (aunque mis lectores saben que las clasificaciones no son verdaderas o falsas) es entre la izquierda democrática y la derecha democrática, por una parte, y la izquierda no democrática y la derecha no democrática, por otra parte. Me sitúo con los primeros (los democráticos), se llamen como se llamen. Ahora bien, circunstancialmente, puedo opinar como Fernando Savater, por ejemplo, cuando pide públicamente que no se vote al Partido Socialista Obrero Español. Porque su actitud ante el problema terrorista y territorial, es criticable y rechazable. Aparte de haber engañado a la gente, lo que parece irritar mucho a Savater. Ya saben, primero ETA dejará las armas, renunciará a la violencia, etcétera, etcétera. Espero que cualquier persona, con un mínimo de buena fe y capacidad, entienda lo que digo.


Seguramente hay gente ‘de izquierdas’ que no rechaza la familia, la religión, la propiedad privada, la sociedad de mercado, etcétera. El problema es que amplios sectores de la izquierda (con poder político y sin él) adoptan actitudes que van en contra, por ejemplo, del buen funcionamiento de la sociedad de mercado, que se supone que aceptan. ¿Por qué sólo se supone? Porque, en el fondo, desprecian al capitalismo aunque no les queda más remedio que gestionarlo. Cuando pueden. No sólo sucede en España. En esta dramática idiotez han participado no sólo intelectuales ‘de izquierdas’, es cierto. Pero son abrumadora mayoría. Es decir, la propuesta de utopías irrealizables (llenas de sufrimiento y sangre) han ido de la mano de la mentira y de la falsificación de la realidad. Un buen ejemplo lo tenemos en el libro de Martin Amis, ‘Koba, el temible’. O recordemos la conocida petición de J. Benda, en La traición de los intelectuales, de no subordinar la verdad al compromiso.


Una profunda hipocresía atraviesa el pensamiento y la acción de la izquierda, aunque no en completo monopolio. Se trata, como he dicho, de su desprecio por la sociedad de mercado, por una parte, y su utilización, a regañadientes, por otra. O sea, la izquierda no tiene un modo de producción propio que sea presentable. Lo ha intentado, pero ha fracasado de manera estrepitosa. Ha tenido que aceptar el modo de producción del ‘enemigo’. Esta esquizofrenia no está resuelta. Su intervencionismo en materia económica, es una permanente muestra de su deseo totalitario de dirigir de ‘forma progresista’ la economía capitalista.


Expresa, además, su desconfianza con los empresarios (explotadores) y con la ‘lógica’ del mercado. Recordemos el rotundo fracaso de F. Mitterrand que quiso sustituir ‘la lógica del beneficio’, propia de los malvados capitalistas. Por eso la izquierda miente más que la derecha. Utiliza un modo de producción al que desprecia porque es del ‘enemigo’ y el suyo ha fracasado. Compara la realidad (la sociedad occidental) con un mundo ideal (que ellos inventan), y ganan siempre. Cuando sueñan. Y se creen moralmente mejores. Triste y peligrosa enfermedad del alma.


Los matices, o diferentes sensibilidades, como les gusta decir, no logran esconder un rechazo a cuestiones que son clave para millones de personas en la sociedad occidental. Por ejemplo, aunque no soy creyente, ni presumo, ni me escondo. Pero lo que no haría nunca es decir, o hacer cosas, que ofendieran a los sentimientos religiosos de los demás. El que haya gentes de izquierdas que no les importe, o incluso aplaudan (‘que se jodan los católicos’) que se hagan exposiciones de Jesucristo y la Virgen, follando y haciendo pajas (en Extremadura), es un ejemplo, no sólo de su falta de sentido estético sino de su falta de respeto a los demás. Es una forma grosera y zafia de insultar a los católicos. ¿Cómo pueden esperar respeto con esta actitud? No, no se puede hacer cualquier cosa.


Pero son cobardes. No absolutamente todos. ¿Verdad que me entienden? Y son cobardes porque se escandalizan cuando un dibujante danés hace unos dibujos satíricos contra Mahoma. Rápidamente el Presidente Rodríguez pidió respeto. Pero no pidió respeto para las ofensas a los católicos por la exposición fotográfica (en Extremadura) que he comentado. ¿Por qué? Porque son cobardes y porque desprecian (no absolutamente todos y en la misma medida) valores básicos de la cultura occidental. Les aseguro que si hubiera ‘grupos armados católicos’ que pusieran bombas en el trasero de los progresistas que ofenden los símbolos cristianos, irían con mucho cuidado. Por eso respetan tanto a los islamistas. Porque les temen.


Por otra parte, el matrimonio entre personas del mismo sexo es algo tan raro en todo el mundo, que solamente ha sido aceptado en tres países, incluido el nuestro. Lo normal es aceptar ‘uniones civiles’. Y eso en sociedades democráticas. Mejor no hablar de lo que pasa en otros países con los que anunciamos Alianza de Civilizaciones. De modo que es falso, acusar a la derecha española de estar contra el ‘progreso’ y otras vacuidades y mentiras al uso.


Otra de las hipocresías (acompañadas de degradación moral) de la izquierda, es la de distinguir entre dictaduras buenas (las de izquierdas) y malas (las de derechas). Conocidos ‘intelectuales’ de izquierda alaban públicamente al dictador Fidel Castro. Y se quedan tan panchos. No les da vergüenza. Eso sí, Pinochet es malísimo porque es un dictador de derechas. ¿Se puede ser más sectario?


Uno de los grandes mitos del rojerío mundial, Che Guevara, decía: ‘Debe dársele al reo la posibilidad de hacer sus descargos antes de fusilarlo. Y esto quiere decir, entiéndase bien, que debe siempre fusilarse al reo, sin importar cuáles hayan sido sus descargos. No hay que equivocarse en esto. Nuestra misión no consiste en dar garantías procesales a nadie, sino en hacer la revolución, y debemos empezar por las garantías procesales mismas’.


El angelito firmó 1.892 condenas a muerte. Tal vez convendría leer a la escritora cubana Zoe Valdés, para no seguir tragando mitos ensangrentados y usando sus camisetas. Pero conocer la verdad puede resultar desagradable. Sigue habiendo cretinos de izquierdas (aunque no lo son todos) que mantienen mentiras políticamente correctas. Willi Müzenberger, el dirigente de la Komintern, llamaba ‘El club de los inocentes’ a estos intelectuales y artistas embobados con la izquierda emancipadora. Mentían, y se auto engañaban, como bellacos. Entre ellos, Bretch, Sastre, Hemingway o Dos Passos. Ahora se les cae la baba a Saramago y García Márquez cuando hablan de Fidel Castro. Aunque no es toda la izquierda.


Hay más mentiras y deformaciones, pero sólo haré una breve referencia a dos: la de que la derecha española quiere reinventar la historia de la guerra civil, y la de que la derecha española no quiere que los presos etarras estudien carreras universitarias.


En cuanto a la historia, resulta de una increíble desvergüenza el intento de monopolizar la interpretación de la historia. Su mentalidad totalitaria no puede entender que ellos no detentan las verdades incontrovertibles e indiscutibles. Ni siquiera la ciencias empíricas son conocimiento cierto, en el sentido de conocimiento infalible. ¿A qué se debe esta absurda actitud? A la creencia en la superioridad moral de la izquierda. Pero es cierto. No todos son tan idiotas.


Un ejemplo destacado de tal actitud totalitaria, es el boicot a Pío Moa. Ha solicitado debates públicos y se los han negado. ¡Se ha atrevido a poner cuestión las verdades indiscutibles de la izquierda! El conocido historiador Stanley Payne, dijo: ‘He oído muchos insultos contra Moa, pero pocos argumentos’. ¡Para que van a debatir si ya tienen toda la verdad! ¡Facha el que lo niegue!


La otra mentira es que la derecha española niega que los presos etarras puedan estudiar carreras universitarias. Tuve el privilegio de cenar con Gotzone Mora (y otras personas) en Mallorca. Previamente, en su conferencia, nos mostró diapositivas de la Universidad del País Vasco. Parecía un campo de concentración. Resulta que la mayoría de los profesores (para no tener problemas, ya me entienden) dan, o daban, notas altísimas a los presos etarras por trabajo nimios y, a veces, inexistentes. Este escándalo fue denunciado por Gotzone y otras personas. En eso queda la mentira. Por cierto, en la mesa de al lado estaban los dos guardaespaldas de Gotzone. La gente democrática decente de izquierdas, en el País Vasco, suele necesitar guardaespaldas (aunque no toda). Y la gente democrática indecente de izquierdas, no suele necesitarlos.


Hay que terminar. ¿De dónde procede la basura pseudo cultural, como las fotos obscenas de Cristo y otros muchos y variados ejemplos antisistema?


La II Internacional, proclamó en 1907: ‘En caso de que la guerra llegase a estallar, los socialistas tienen el deber de intervenir para hacerla cesar inmediatamente y de utilizar con todas sus fuerzas la crisis económica y política creada por la guerra, para hacer agitación entre las capas populares más amplias y precipitar la caída de la dominación capitalista’.


Pero ni los conflictos bélicos, ni la Revolución Rusa bastaron para conseguir sus objetivos revolucionarios. Había que cambiar, no de objetivos pero sí de medios. Ahora se trataba de modificar las conciencias. Meter el dedo en la llamada superestructura. De ahí que haya tanto progre en la Universidad y en los medios de comunicación. Aunque también en otros sitios.


Fuentes fundamentales son, entre otras, Antonio Gramsci y la Teoría Crítica, a la que luego me referiré. El comunista italiano se dio cuenta de que lo previo y más importante era subvertir el sistema de valores del mundo occidental. De ahí la importancia de los intelectuales para realizar la tarea subversiva. Y su traición a la verdad, por supuesto. En cuanto a la Teoría Crítica, está vinculada a nombres conocidos como, Adorno, Horkheimer, Marcuse o Fromm. Como ya sabemos, los grandes males a eliminar eran, la familia, el cristianismo, el capitalismo, etcétera. Había que mostrar que todo esto era bazofia reaccionaria. Su apostolado se desarrolló, básicamente, en Estados Unidos. Pero el virus se extendió por Europa.


La cantidad de idioteces y deformaciones es tanta que no se puede comentar en un artículo. Por tanto, resumiré una de las ideas centrales que se desprende de sus enseñanzas, y que encontramos ya, más en bruto, en la directriz del PCUS de 1943:


‘Nuestros camaradas y los miembros de las organizaciones amigas deben continuamente avergonzar, desacreditar y degradar a nuestros críticos. Cuando los obstruccionistas se vuelvan demasiado irritantes hay que etiquetarlos como fascistas o nazis. Esta asociación de ideas, después de las suficientes repeticiones, acabará siendo una realidad en la conciencia de la gente’.


Tómenlo muy en serio, porque no tienen escrúpulos. Aunque, es cierto, no toda la izquierda es así. Diré algunos nombres de la izquierda democrática y decente: Rosa Díez. N. Redondo, Maite Pagaza, Gotzone Mora, F. Savater y un largo, aunque insuficiente, (para gobernar) etcétera.


Sebastián Urbina.

PD. Me olvidaba. La Ministra de Educación, Mercedes Cabrera, ha editado material didáctico de la guía 'Educar en valores', con Alí Babá y los cuarenta maricones'. En la contraportada, un mensaje: 'Cuantos más polvos, mejor'.

Ya sabe, el que no esté de acuerdo, es casposo, antiguo . O sea, un facha.





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