miércoles, 18 de febrero de 2009

NACIONALISMO GALLEGO


TILDÓ DE "PELIGROSO" AL MOVIMIENTO

Acusan a Quintana de incitar al odio contra Galicia Bilingüe

Después de que Anxo Quintana tildara este lunes de "extremadamente peligrosa" a Galicia Bilingüe, la plataforma ha acusado al independentista de incitar al odio contra los defensores de la libertad lingüística.

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GALICIA BILINGÜE Y EL ODIO.


El nacionalista gallego, Anxo Quintana, después de condenar ‘todo tipo de violencia’ justificó los ataques a ‘Galicia Bilingüe’ por ‘fomentar el odio contra el gallego’. ¿Qué han hecho estos manifestantes tan violentos para merecer estas palabras del político nacionalista?.

Resulta que ‘Galicia Bilingüe’ es una asociación privada sin ánimo de lucro que organizó una manifestación pacífica el día 8 de Febrero de este año, en Santiago de Compostela. El lema de la manifestación era: ‘Galicia es bilingüe. Quiero libertad de elegir’. ¡Qué barbaridad! ¡Pedir libertad en democracia!

Lo más grave es que este tipo, el nacionalista Anxo Quintana, forma gobierno con el socialista Touriño. El de las sillas a 2.400 euros cada una y un coche mejor que el de Obama. Y tan amigos.

¿Qué sentido tiene la frase ‘fomentar el odio contra el gallego’? Por supuesto, es una idiotez, pero rasquemos un poco para descubrir el trasfondo. Este político nacionalista está acusando a unos pacíficos ciudadanos, que piden libertad para elegir la lengua en que hay que enseñar a sus hijos, de odiar el gallego. ¿Por qué? No pretendo hacer ningún análisis psicológico de este nacionalista, sino recordar que los odios suelen preludiar, o alentar, cosas peores. Con independencia de que la persona que acusa de odios (en este caso Quintana), quiera (o no) que se produzcan violencias.

Por ejemplo, los nazis alentaban el odio a los judíos, y todos conocemos como terminaron.Paul Joseph Goebbels adoptó una serie de principios de propaganda. Uno de ellos era el ‘Principio de simplificación y del enemigo único’. Es decir, ‘adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo’. En nuestro caso, los ‘enemigos’ son los que exigen libertad para elegir entre las dos lenguas oficiales. Los nacionalistas, por el contrario, se fanatizan con el monolingüismo gallego y declaran ‘enemigo’ al discrepante. Finalmente, quieren imponer este monolingüismo (sólo gallego) a los demás. A las buenas o a las malas. Como han hecho sus ‘hermanos’ en las Vascongadas y en Cataluña.

Los rojos españoles alentaban el odio a los sacerdotes, a las monjas y a la Iglesia Católica. El resultado fue la mayor persecución religiosa de la historia occidental. Sí, han leído bien, dado que otras persecuciones de este tipo fueron de carácter más general. Es decir, contra los creyentes. Los rojos españoles, en cambio, asesinaron y torturaron, casi exclusivamente, gentes del clero.

Los comunistas también utilizaron términos relativamente sencillos pero movilizadores: entre ellos, la lucha de clases y el odio a la burguesía, el odio al capitalismo. Vean, por ejemplo, lo que dijo V.I. Lenin, en un discurso en la I Sesión del III Congreso de las Juventudes Comunistas de Rusia, el 2 de Octubre de 1920:

‘Así, a pesar de condenar la vieja escuela, a pesar de alimentar contra ella un odio absolutamente legítimo y necesario, a pesar de apreciar el deseo de destruirla, debemos comprender que hay que sustituir la antigua escuela libresca, la enseñanza memorista y el anterior adiestramiento autoritario, por el arte de asimilar toda la suma de los conocimientos humanos’.

En resumen, una usual y miserable estrategia utilizada por los totalitarios, es la de deshumanizar al enemigo para que, cuando sea insultado, agredido, torturado o asesinado, no se tenga conciencia de hacer algo malo. Al contrario, se tenga conciencia de que se está limpiando la sociedad de tipos previamente deshumanizados, gracias a la propaganda totalitaria. Una manera de deshumanizar a un grupo (por ejemplo, los gallegos que reclaman libertad de elección de lengua) es acusarles de ‘odiar’ el gallego. Aunque sea mentira. Todos saben aplicar lo que decía el nazi Goebbels: ‘Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad’.

Esta locura totalitaria y violenta, es ‘comprendida’ en ocasiones por la prensa progresista y por las personas progresistas. De esta errónea y perversa ‘comprensión’ se han aprovechado los nacionalistas durante los últimos treinta años. Recordemos que han dividido su trabajo. Unos ‘mueven el árbol’ y otros ‘recogen las nueces’. Es decir, una parte de los nacionalistas se proclama fervorosamente democrática pero, al mismo tiempo, se aprovechan de la presión, de las amenazas y coacciones de la otra parte. Es una obviedad que no merece más comentarios.

Además de la coacción, amenazas e insultos de los nacionalistas, hay una base ideológica. Débil e inconsistente pero que les resulta suficiente. Se trata de la entificación o sacralización de ciertas entidades como la lengua o la nación. O sea, los ‘animales metafísicos’ favoritos de los nacionalistas. Ellos están por encima de las personas individuales. En el sentido de que, si hubiera conflicto de intereses entre los individuos de carne y hueso y el ‘animal metafísico’ (en este caso, el gallego) habría que someterse a los deseos e intereses de este último.

¿Cómo lo podemos saber si la lengua no habla por sí misma? Por sus legítimos sacerdotes, los nacionalistas que dicen representarla. Por tanto, la lengua (o la nación) se convierte en una realidad independiente de los individuos, y superior a ellos. De ahí que podamos hablar de ‘lingüismo esencialista’ o ‘nacionalismo esencialista’, para referirnos a la sacralización de la lengua o la nación, típicas de los nacionalistas. Esta mentalidad totalitaria, entre cuyos orígenes están Herder, Fitche y el Romanticismo alemán del siglo XIX, es la que amenaza, insulta y coacciona a los ciudadanos que piden libertad.

Y los socialistas, en vez de ir del brazo de los que piden libertad, van del brazo de los totalitarios. Que cada uno vote en conciencia. Si la tiene.

Sebastián Urbina.

1 comentario:

José Manuel Guerrero C. dijo...

Nunca me he fiado de los tipos que se depilan las cejas.Una vez dicho esta obviedad, decir que hubo una vez que lo gallego me agradaba, bastante. Empieza a caerme mal.