sábado, 24 de abril de 2010

EL ESPAÑOL EN ESPAÑA.












EL ESPAÑOL EN ESPAÑA.

Sábado , 24-04-10
LA víspera del Día de Cervantes, el ministro de Educación y los responsables de la enseñanza en las autonomías discutían con la mayor naturalidad y el menor consenso sobre las dificultades para normalizar la enseñanza del español en España.

Algo grave ha pasado en este país para que la lengua nativa de cuatrocientos millones de hablantes represente un conflicto político capaz de bloquear un elemental acuerdo de bases educativas en la misma nación que le da nombre. Un conflicto absurdo, errático, disparatado y febril, que niega en su propia formulación la existencia de una memoria de expresión colectiva que ni siquiera nos pertenece a los españoles en la medida en que no somos más que una pequeña, aunque esencial, parte de esa inmensa comunidad social que encuentra en el castellano el eje vertebrador de su cultura.

Un debate estéril que nos enreda en estúpidas controversias y nos aleja del orgullo de liderar el segundo idioma del planeta,cuestionado en su propia tierra de origen por un aberrante prurito de particularismo identitario.

«La lengua en que nací es mi única riqueza». Son palabras aún frescas de José Emilio Pacheco, el último Premio Cervantes, un poeta mexicano de irrebatible compromiso moral y sentimental con los ideales de la izquierda. Palabras lúcidas de un hombre dolorido y pesimista que apenas si confiesa encontrar ante la tristeza del mundo otro consuelo que el compartir con millones de personas la posibilidad de expresarse en una misma lengua. La de Quevedo y Neruda. La de Antonio Machado y Octavio Paz. La de Galdós y García Márquez. La de Cernuda y Borges. La de Juan Ramón Jiménez y Miguel Ángel Asturias. La que se habla en los rutilantes rascacielos del nuevo Madrid y en las deprimidas villas-miseria del Gran Buenos Aires.

Una patria común y abierta, integradora y libre; un tesoro gratuito, extenso y versátil cuyo disfrute integral se deniega o se cercena a los estudiantes en algunos territorios de España por culpa de un delirio fragmentario que ha troceado la universalidad del castellano en un desquiciado puzle de aldeanismos y desigualdades.

Esta descabellada incongruencia, que dilapida sin lógica ni razón un caudal expresivo y cultural impagable, es posible debido a una rendija de confianza que quedó abierta en la Constitución por un exceso de lealtad mal correspondida.

Por ese resquicio se ha colado el designio miope de ciertos nacionalismos hasta convertirlo en una zanja de convivencia donde puede quedar enterrada parte de nuestra más viva cultura. Cada vez parece más claro que los padres constituyentes se dejaron abierto un grifo por el que está vaciando no sólo la integridad territorial del Estado, sino el patrimonio inmaterial más valioso que nos ha legado la Historia. (Ignacio Camacho/ABC).
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ALGO GRAVE ESTÁ PASANDO.



Eso dice Ignacio Camacho. Y así es. ¿Qué es? Hablaré en términos políticos. Por eso no pongo en duda que, como personas privadas, las personas aludidas puedan ser buenas o excelentes. Pero no me interesan como personas privadas sino en su condición de políticos. Y en este sentido, digo lo siguente.




Entre las causas de la grave situación que estamos viviendo tenemos que hacer referencia a tres líneas políticas. En primer lugar, los socialistas son responsables de la peligrosa y absurda situación que comentamos porque han ido del brazo de los separatistas (antes nacionalistas) para conseguir o mantener el poder.




Además, el Presidente Rodriguez Zapatero dijo que 'el concepto de nación (española) es discutido y discutible'. Con estas alforjas ya podemos ver el viaje que podíamos hacer. Por tanto, los socialistas son gravemente corresponsables de esta grave situación en la que nos encontramos. Son, en mi opinión, los primeros responsables, aunque no los únicos.




En segundo lugar están los populares. Los populares han participado en esta impresentable y estúpida deriva por falta de agallas políticas. No han tenido coraje político suficiente para desafiar a socialistas y nacionalistas-separatistas, y defender a España, la lengua española y sus símbolos.
En muchos casos, los representantes populares han dado vergüenza, traicionando a sus electores.



Ya sabemos que cuando los populares han actuado con firmeza (por poco tiempo y con la boca pequeña) los socialistas les han acusado de envolverse en la bandera española y apropiarse de la misma en exclusiva. Les han acusado de soñar con épocas imperiales o franquistas. Pero ya sabemos lo que se puede esperar de estos socialistas. En vez de sorprenderse por su miserable actitud, los populares tenían que haber preparado el contraataque. El PP no ha tenido (en general) agallas para enfrentarse políticamente a los socialistas. Tiene demasiados complejos, con las excepciones de rigor.




Por cierto, el odio enfermizo (típico de la izquierda) hacia Aznar, se explica porque este político, además de sus éxitos económicos, no mostró ningún complejo hacia la izquierda. Esto no se perdona. La izquierda quiere políticos pedorros (de la derecha) como Ruiz Gallardón. O sea, políticos que quieran parecer progres y que miren por el rabillo del ojo a las huestes progresistas para recibir el placet. Comparemos este comportamiento con el de Esperanza Aguirre. Sindicatos verticales y mesnadas varias de la izquierda odian a Esperanza Aguirre como antes odiaban (y siguen odiando) a Aznar. En fin, odiar, manipular y mentir. Es su vida.




Nos quedan los nacionalistas. Ya no son nacionalistas. Son separatistas antiespañoles. Por tanto, y en términos políticos, son gentuza dispuesta a cargarse a España y a la Constitución española. Pero esto se podía esperar. ¿Quién se puede asombrar de la deslealtad, victimismo y chantaje de los separatistas?




La desagradable sorpresa ha venido de la mano de los socialistas. Nunca pensé que cayeran tan bajo. Han traído la confrontación entre las dos Españas. Han aceptado el 'Pacto de Tinell' por el que se excluye de las instituciones democráticas al principal partido de la oposición. Han tratado (y tratan) de deslegitimar al Tribunal Constitucional y al Tribunal Supremo (lo que es una especie de intento de golpe de Estado incruento). Son responsables del GAL (crimen de Estado), de espiar ilegalmente a todo el mundo, desde el Rey al que les dió la gana, utilizando las instituciones del Estado. Son responsables de Filesa, la famosa financiación ilegal de su partido. Todo indica que son responsable del 'caso Faisán' (el chivatazo a ETA) un caso incluso más grave que el GAL. Por no hablar de las mentiras del gobierno socialistas frente a la crisis económica.




Esto es lo que hay. Desgraciadamente, la oposición de Rajoy es blanda. Rajoy no parece capaz de enfrentarse a los graves problemas, políticos y económicos, que amenazan a España. A pesar de todo, los socialistas le acusan de haberse subido al monte, de ser radical y de querer la confrontación.




Aunque no sirva para nada, lo diré una vez más.




Gregorio Marañón:
'
La constante mentira es lo más irritante de los rojos'.



Sebastián Urbina.



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