miércoles, 28 de abril de 2010

RECORDANDO EL PARAISO.










La vida de los otros.


Escritor y director, Florian Henckel, protagonizada por Ulrich Muhe, Martina Gedeck, Sebastian Kock, Ulrich Tukur.




Se trata de una historia que transcurre en un paraíso comunista, la Alemania del Este, en 1984. El Estado socialista quiere saberlo todo, absolutamente todo. Y a todos espía. Por el bien de los súbditos, claro está. Incluso espía a un famosísimo escritor que 'cree' en el socialismo. Se trata de un hombre del régimen, que vive con una famosísima actriz. También del régimen. Aunque lean periódicos occidentales, organicen fiestas privadas con bebidas de importación y se permitan ciertas críticas al socialismo real.

Pero todos saben, aunque no se atrevan a decirlo en voz alta, que TODO depende del régimen. Como le decían los Jemeres rojos a Pin Yatay (autor de L’utopie meurtrière):


Donde quiera que vayas, la Angkar (el régimen) es siempre la dueña de tu destino’.


La famosa actriz, interpretada por Martina Gedeck, acepta acostarse con el Ministro de Cultura, porque irritar a los jerifaltes socialistas es muy peligroso. Su éxito artístico podría desvanecerse. Incluso ella misma podría desvanecerse. Físicamente. Su doble vida, engañando al hombre que ama, Ulrich Muhe, la lleva a la desesperación y a las drogas.

Llega a convertirse en una piltrafa humana, gracias a uno de los altos representantes del Estado socialista. La han forzado a actuar así, miserablemente, los miembros de la Stasi, una cuadrilla de canallas socialistas. O sea, la todopoderosa policía secreta del Estado. La protagonista, finalmente, llega a delatar al hombre que ama para salvarse de las garras de esta gentuza. Más tarde, incapaz de soportar tanto envilecimiento, se suicida.

Pero hay un socialista decente. Al menos en la película. Y traiciona a sus camaradas. Lo paga muy caro. Por eso había tan poca gente decente entre los socialistas alemanes del paraíso comunista. Era muy duro ser decente.

¿Cómo es posible tanta barbarie? Porque hay gentes que son perfeccionistas sociales. Ya no pueden soportar por más tiempo la injusticia y la opresión capitalistas y se lanzan de cabeza a la sociedad ideal. Es decir, el paraíso comunista. Fracaso total. Pobreza, control, sufrimiento y muerte de la libertad.


¿Aprenden la lección de su fracaso? ¿Piden excusas? Nada de nada. Se trata, dicen ellos, de una incorrecta aplicación de la ''verdadera doctrina''. Siguen igual que antes. Lo volverán a intentar, si pueden. Son un verdadero peligro. Ya ven, algunos de ellos (por no decir muchos) todavía admiran a Fidel Castro, un dictador. Pero un ''dictador bueno''. ''De izquierdas''.


Así son. Y, los muy miserables, se creen moralmente superiores. Vaya con cuidado. Especialmente con sus hijos. No permita que les enseñen bazofia colectivista y ''buenismo'' de pacotilla. Por cierto, en uno de los textos de la asignatura ‘Educación para la Ciudadanía’, escrito por C. Fernández, P. Fernández y L. Alegre, editoral Akal, se dice:


‘Lo que está fuera de control es, precisamente, el capitalismo y el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia. Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo’.

Por cierto, Alemania Oriental (1984), tenía la segunda tasa de suicidios más alta de Europa. El número uno lo ostentaba otro paraíso comunista, Hungría. Otro gran éxito del socialismo real.

Sebastián Urbina

1 comentario:

nika dijo...

Este horror y otros peores son los que no tuvimos que sufrir al perder la guerra el Frente Popular. Eso sí que deberíamos recordarlo todos los días...

saludos