miércoles, 13 de febrero de 2013

INFIERNO VASCO


 (Los comportamientos de los terroristas vascos son, y han sido, de corte absolutamente mafioso. Pero una sociedad degradada, encanallada, los pudo ver como héroes. No solamente los enfermos de aquí. Recuerdo los despreciables comentarios de la BBC ( en reiteradas ocasiones), hablando de 'independentistas vascos', con un deje de romanticismo. Nada de llamarles criminales o terroristas. ¡Por Dios! ¡Qué intolerancia! En fin, son los progres de mierda. De aquí, de allá y de acullá.

En España, por el estilo. Excepto el gobierno Aznar, que trató con firmeza y eficacia el problema terrorista, el resto ha sido nauseabundo. Unos más que otros, eso sí. Diría que los socialistas (al margen de los héroes y heroínas reales, tanto socialistas como populares) han sido especialmente repulsivos. Eguiguren es un ejemplo de lo que digo. Y el 'despido' de Nicolás Redondo, por los suyos, fue otro ejemplo, de la miseria moral de la izquierda. Apestan.

En una cosa no estoy de acuerdo con Arteta. Si ahora volviera a suceder, pasaría lo mismo. ¿Por qué? Porque vivimos en sociedades relativistas y hedonistas. Miedo y acojono, aunque la desvergüenza lo enmascara de tolerancia y 'visión política'.

Mi más profunda admiración y respeto por todos aquellos que han luchado, o resistido, a la barbarie. Y mi más profundo desprecio para los políticos que han 'comprendido' el terrorismo. Y, de paso, han escupido a las víctimas.)





IÑAKI ARTETA.(director vasco)

Siempre busco algo que me sorprenda, aunque llevo ya muchos años estudiando el asunto. Destaco la brutalidad de las cosas que pasaron. Conocerlas a través de las personas a las que les sucedió siempre impacta. El caso de la familia Ustarán. José Ignacio Ustaran era miembro de la UCD en Vitoria. Le secuestran una noche mientras está cenando con los hijos. A los hijos los meten en una habitación y se llevan al padre, al que mataron al cabo de unas horas. Dejaron el cuerpo en el interior de un coche junto a la sede de UCD. Una actuación de corte absolutamente mafioso.

Me sorprende cómo se mataba, con qué impunidad se mataba. Salían dos chicos con unas gabardinas, se ponían delante de un coche en un semáforo y lo ametrallaban. Asesinaban a una persona y se iban caminando. ¡Y nadie había visto nada! E, incluso, algunos de esos asesinatos siguen todavía impunes a día de hoy.

Esto parece que es de otra época, de otro país, o incluso de una película, como si fuera ficción, pero todo eso ha ocurrido. Para los que tienen cincuenta años es algo con lo que se convivió de una manera natural. Esto lo compatibilizamos con nuestra vida normal, con estudiar, con echarte novia, con comprarte un piso, con salir con los amigos. No nos interrumpió para nada la vida. Esto es lo verdaderamente terrible. Voy a intentar plasmar cómo algo tan brutal, que si pasara ahora, bueno, un solo muerto nos parecería inaceptable, como todo eso, sucede en una sociedad adulta. ¿Cómo fue posible todo eso? (J. Arias Borque/ld).

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