lunes, 18 de febrero de 2013

POR SI SIRVIERA DE ALGO...






 (¡Atrévete a pensar por tí mismo! Esto no significa que no debas leer a personas inteligentes que han construido el 'suelo' que pisamos.

 A partir del cual podemos estar de acuerdo, o en desacuerdo. A partir del cual podemos entendernos mejor a nosotros mismos y al mundo entorno. 

A partir del cual deberíamos analizar críticamente nuestro mundo y el conocimiento heredado. Porque las tradiciones no están para ser aceptadas o repudiadas.

 Están para ser analizadas críticamente. Y decidir si merecen seguir siendo seguidas y respetadas, o no. Porque ya lo dijo el maestro Sócrates: 'Una vida sin reflexión no merece la pena ser vivida'. Claro que un burro no podría estar de acuerdo. Me refiero a los burros de dos patas.)




VALORES DE DERECHA Y DE IZQUIERDA.

Es un lugar común distinguir entre ‘derecha’ e ‘izquierda’. Pero ¿qué significa ser ‘de derechas’ o ser ‘de izquierdas’? Definiciones hay muchas, aunque, tal vez, la que utiliza la mayoría de ciudadanos es la que asigna a partidos de izquierda la defensa de valores como la igualdad, la tolerancia, la participación, la justicia social, un Estado garantista y protector, etcétera; y a partidos de derecha, valores como el del mérito, el trabajo, la confianza en la economía de mercado, la apuesta por un Estado mínimo y poco regulador, etcétera.

Sería preocupante que la mayoría de los ciudadanos creyera, en serio, que los partidos de izquierda y de derecha responden a estos parámetros. Veámoslo más de cerca.

Por ejemplo, se dice que la izquierda defiende la igualdad de oportunidades. ¿Quiere decirse que la derecha no la defiende? Ya no se trata de opiniones a favor o en contra. Es que, como cuestión de hecho, los partidos de derecha defienden la igualdad de oportunidades, al menos como los partidos de izquierda. Parece, por tanto, que deberíamos eliminar este criterio (supuestamente diferenciador entre derecha e izquierda), el de ‘igualdad de oportunidades’.

Incluso podríamos poner algunos ejemplos. La actual enseñanza, de pésima calidad, no ayuda a la igualdad de oportunidades. Los hijos de familias de clase media baja y baja, tenían (cuando la enseñanza pública era de mayor calidad) la oportunidad de mejorar social y económicamente. La LOGSE es, en gran medida responsable, de este deterioro, y es obra de la izquierda. O sea, ha perjudicado, aunque por vía indirecta, la igualdad de oportunidades ya que ha disminuido las de los más desfavorecidos, debido a esta enseñanza pésima que impide, o dificulta, la promoción social y económica.

Podría decirse que uno de los ideales de la izquierda es, más que la igualdad de oportunidades, la igualdad de resultados. Este tipo de igualdad, aplicado a la enseñanza ha tenido, y tiene, nefastos efectos. Es cierto que ha igualado el nivel estudiantil. Pero lo ha igualado a la baja. Y los informes PISA nos sitúan, una y otra vez, en los últimos lugares de Europa en calidad educativa.

Otro valor de la izquierda sería la ‘tolerancia’. Hay que tener grandes tragaderas para creer que la izquierda monopoliza la tolerancia, o el valor de la tolerancia. También como cuestión de hecho, es falso. De todos modos, primero habría que aclarar qué se entiende por tolerancia. Pongamos un ejemplo. Gracias, otra vez, a la LOGSE y a la ideología de izquierdas, se ha minado la autoridad de los profesores. ¿Supone esto más tolerancia? Las aulas son, ahora, más conflictivas y ruidosas. Los profesores tienen más bajas laborales por depresión. Y los buenos estudiantes tienen más dificultades para estudiar y aprovechar el tiempo.

¿Tal vez se refieren, por ‘tolerancia’, a que han legislado a favor del matrimonio homosexual? Pero una cosa es la tolerancia y otra la demagogia. Solamente cuatro o cinco países en el mundo (al menos a principios de 2013) aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo. ¿Qué dice la derecha represora? En general, apuesta por las ‘uniones civiles’. Las personas del mismo sexo que quieran convivir pueden hacerlo y, además, acceder a los mismos derechos que los cónyuges de un matrimonio. Pero no son un matrimonio. No manipulemos el lenguaje. O sea, no manipulemos a la gente.

Desde la noche de los tiempos, el matrimonio se refiere a la unión entre hombre y mujer. ¿Es tolerancia despreciar el significado de las palabras?

Cuando las palabras pierden su significado, la gente pierde su libertad’. (Confucio)

La ‘participación’ sería otro valor típico de la izquierda. Por tanto, la exclusión y el silencio serían típicos de la derecha. ¿A quién pretenden engañar con estas falsedades? Hay que ser un sectario de izquierdas para tragar estas simplezas demagógicas. ¿Quieren decir que cuando la derecha gana las elecciones se termina la participación de los ciudadanos, y que se retoma al ganar la izquierda las elecciones? Hay que tener tragaderas muy grandes.

¿Se acuerdan del antidemocrático Pacto de Tinell? ¿Y del ‘cordón sanitario’? Son ejemplos de cómo entiende la izquierda (y sus amigos nacionalistas) la participación. ¿Cómo se puede hablar de ‘participación’ como un valor de la izquierda, cuando han tratado de excluir de las instituciones democráticas al principal partido de la oposición?

Por cierto, recordemos que el reconocimiento del voto a las mujeres, durante la II República española, fue obra de la derecha. No de la izquierda. Como lo oyen. Eso es participación.

Otro valor de la izquierda sería ‘la justicia social’. Recordemos la propaganda del partido socialista durante la época felipista. Sacaron a relucir el amenazante doberman, y dijeron que si ganaba la derecha quitarían las pensiones a los jubilados. Por supuesto, todo era mentira. Tanta mentira nos obliga a recordar que Prusia fue el primer país en crear un sistema público de pensiones, llamado de reparto. De la mano de Bismarck, el llamado Canciller de Hierro (1815-1898). Tampoco fue la izquierda. ¡Qué cosas!

Como dice M. Rojas, en ‘Reinventar el Estado del Bienestar’, Suecia ha sido un modelo para los socialdemócratas. Pero ha sido este país el que ha puesto de manifiesto las debilidades de este modelo cuando se sobrepasan ciertos límites. Suecia ha iniciado, a partir de la profunda crisis de los años 90, la búsqueda intensa de un Estado del Bienestar más viable. M. Rojas nos cuenta cómo Suecia ha pasado del Estado benefactor al Estado posibilitador, con gran éxito.

Con otras palabras, frente al Estado Benefactor, dispuesto a controlarlo todo y a decidirlo todo desde la cuna a la tumba, universal y gratis total, típico de la izquierda, se ha impuesto el Estado Posibilitador. Éste se entiende como un complemento (para la justicia social) del vigor de la sociedad civil. De la creatividad y la dinamicidad de la economía de mercado. No se trata de que el Estado se desentienda de los ciudadanos sino que el sector privado participa en la materialización de los servicios sociales. ¿Por qué se ha hecho esto? Porque el Estado del Bienestar, en manos de la izquierda, entró en un callejón sin salida por no controlar el gasto público, ni las prestaciones sociales. Eso sí, las intenciones eran buenas.

En fin ¿cuáles son los valores típicos de la izquierda realmente existente? Usted dirá.

Sebastián Urbina.
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Derechas e Izquierdas

DERECHAS E IZQUIERDAS.

Se ha dicho, desde hace tiempo, que la derecha está (básicamente) vinculada a la libertad y que la izquierda está (básicamente) vinculada a la igualdad. Con lo anterior, se hace referencia tanto a la derecha como a la izquierda democráticas. Ambas, la derecha y la izquierda no democráticas, a pesar de sus diferencias, han creado situaciones de las que ninguna persona decente podría sentirse orgulloso. Dejo pues, sin más preámbulos, a la derecha y la izquierda no democráticas como ejemplos de lo que no debe hacerse.


Por tanto, retomemos esta visión clásica que vincula derecha con libertad e izquierda con igualdad. Debo aclarar al lector que estos problemas son, como es sabido, de gran importancia y complejidad, de modo que haré una breve y simplificada aproximación. Así y todo, espero que simplificación no signifique distorsión. Empecemos con la libertad. El término ‘libertad’ no es unívoco, no significa una sola cosa sino varias. Así pues, tendríamos que concretar los diversos significados de libertad. A efectos de brevedad y claridad, me referiré a la libertad negativa como una de las versiones más importantes de la derecha democrática. 

Una de las maneras de definirla, es verla como ausencia de constricciones. Si nadie me impide escribir tengo libertad negativa para escribir, si nadie me impide manifestarme en la calle, tengo libertad negativa para manifestarme. Una forma diferente de libertad sería la libertad positiva, que estaría más cercana a concepciones de izquierdas. Para esta concepción la libertad sería condición de liberación frente a fuerzas externas y opresivas que impiden mi auto-realización. A su vez, hay diferentes formas de entender esta libertad positiva, pero no voy a entrar en ellas.


Demos un paso más en la aproximación al problema de la libertad. Yo creo que la libertad negativa no es suficiente. ¿Suficiente para qué? Para la autonomía individual. Luego hablaré de lo que esto significa Si la libertad negativa no es suficiente necesitamos, además, la libertad positiva, o una cierta interpretación de la libertad positiva. En resumen, si la libertad positiva es muy intensa y extensa (como desean los progresistas), la intervención estatal también es muy intensa y extensa. ¿Es esto deseable? Yo creo que no. Y el fracaso del Estado de Bienestar es un ejemplo de que no bastan las buenas intenciones.


En todo caso, la libertad positiva está relacionada con la igualdad, típico valor de izquierdas. ¿Por qué? Porque se trata de interferir en la vida de las personas para hacerlas más iguales. Un ejemplo serían los impuestos progresivos. Interfiero en el dinero de algunas personas para darlo a otras.


  Incluso si aceptamos que la igualdad es un típico valor de izquierdas, hay que tener en cuenta que el término ‘igualdad’ no es unívoco. Significa diversas cosas. Por ejemplo, ‘a cada uno según sus méritos’, ‘a cada uno según la ley’, ‘a cada uno según sus necesidades’, etcétera. ¿Quién es más de izquierdas, el que prefiere la primera, la segunda o la tercera fórmula?


Ya la misma pregunta me parece frívola: ‘más de izquierdas’. ¿Qué es ser más de izquierdas? Dejemos esto para centrarnos, aunque sea un momento, en la tercera fórmula, ‘a cada uno según sus necesidades’. Dado que la fórmula es marxista ‘de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades’ parece que es ‘la más de izquierdas’. 

Como Marx no podía hacerlo todo, algunos marxistas posteriores, como Agnes Heller, discípula del otrora famoso filósofo marxista Lukács, han estudiado en profundidad este problema. ¿Qué son las necesidades? La comida parece ser una necesidad, digamos ‘natural’, pero la enseñanza no parece una necesidad natural sino ‘social’. ¿Debemos incluir las necesidades naturales y sociales? ¿Cuáles? ¿Hasta dónde? ¿Quién paga? ¿Quién lo define? ¿Con qué límites? No seguiré por ahí dado que hay muchos problemas que resolver. Hay que ser consciente de ello para no hablar por hablar y quedarse con palabras bonitas.


Retomando el hilo inicial de ‘derechas e izquierdas’ diría que es muy importante tener en cuenta el contexto socio-histórico. Por ejemplo, durante la Segunda República la distinción derechas e izquierdas era clara para la gran mayoría y, desgraciadamente, trágica. Cualquiera que haya leído una Historia de España, incluso escrita por nacionalistas periféricos antiespañoles, puede ver la fuerte tensión y diferencias entre derechas e izquierdas. Algo parecido sucedió durante el franquismo, aunque el franquismo no fue una etapa unitaria. No fue lo mismo en los años cuarenta que en los años setenta. La pregunta es si podemos seguir viviendo sensatamente en estas distinciones claras y tajantes entre derecha e izquierda. Yo creo que no. 


Es cierto que una parte del sector progresista y una parte del sector nacionalista periférico identifican al PP con el franquismo y Aznar con Franco, pero esto sólo muestra su simpleza, o su mala fe. Hay gente que vivía mejor ‘contra Franco’ porque las cosas eran más fáciles. Se identificaban fácilmente ‘los buenos y ‘los malos’. Como en las películas. Los que estaban con el franquismo eran de derechas y los que estábamos contra el franquismo éramos de izquierdas. Pero no todos deseamos seguir viviendo en la infancia política. Las cosas son, ahora, más complicadas. Un sectario no tiene dudas. Pero un inteligente perplejo podría llegar a decir, ‘ya no sé si soy de los nuestros’.


Hasta hace poco se decía que bajar los impuestos era de derechas y subirlos era de izquierdas. He leído en la prensa que Rodríguez Zapatero ha asumido la bajada de impuestos como algo de izquierdas. ¿Quiere esto decir que bajar los impuestos- o ciertos impuestos- es ahora de izquierdas? ¿Quiere decir que si lo hace el PP seguirá siendo de derechas? El ministro francés Chevenement dimitió de un gobierno de izquierdas encabezado por Jospin. Entre otras cosas, no era partidario de dar ciertas competencias a Córcega y era partidario de realizar nacionalizaciones de sectores importantes pero sus compañeros de izquierda, en el gobierno, discrepaban. ¿Quién era ’más de izquierdas’? Para saberlo, si es que podemos, necesitaríamos metacriterios que pudieran decidir entre las opiniones (de izquierdas) de unos y otros. ¿Quién los dicta? ¿Por qué? ¿Qué tipo de justificaciones deberían utilizarse?


En estos momentos tan complejos, en tantos sentidos, no necesitamos fundamentalistas, simplificadores o profetas. A partir de ahí enlaza mi comentario final. La libertad no es sólo (o debería ser) una forma de vida sino expresión de la autonomía individual, entendida como la capacidad del ser humano para, dentro de ciertos límites y en una sociedad concreta, formular y materializar planes de vida, es decir, hacerse a sí mismo. No sustituir a ‘mamá’ por el ‘papá Estado’, aunque el Estado deberá poner las condiciones básicas para que la autonomía individual no sea un simple y vacío alegato formal.  


 Así pues, piensa por ti mismo. Esta me parece una buena opción (de izquierdas o de derechas), por seguir por la usual simplificación política. Pero no olvidemos que un partido de derechas (democrático) no está condenado a ser más estúpido y autoritario que un partido de izquierdas (también democrático). A menos que se lleven anteojeras. De hecho, se ha producido, al menos en Occidente, una interpenetración entre programas de derechas y de izquierdas, lo que no significa que no haya ninguna diferencia. Decide tú cuáles son. Por decirlo de otro modo, en vez de contemplar tanto las siglas (las que sean), piensa por ti mismo.

PD. Claro que pensar es costoso y puede traer imprevisibles consecuencias. Como dijo aquél: ‘Si quieres ser feliz como me dices, no analices, muchacho, no analices.’


Sebastián Urbina.

Septiembre 2000.
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"NO ME SALE DEL COÑO DISCULPARME"

Una concejal de IU: "La peor desgracia no es no tener dinero, es votar a la derecha"

Carmen García, concejala de IU de Vélez-Málaga, le dedicó estas amables palabras a un concejal del PP, apostillando que "la peor desgracia no es tener dinero, es votar a la derecha". Cuando la instaron a retractarse, zanjó el tema: "No me disculpo porque no me sale del coño".(LD)

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Maruja Torres: 'Los votantes del PP son unos hijos de puta'.


José Luís Cuerda, calificó al PP de "turba mentirosa que piensa, desde su imbecilidad, que todos somos más imbéciles que ellos".


Federico Luppi: "Nos va la vida en crear un cordón sanitario para que esta derecha cerril y casi gótica no se adueñe del pensamiento español.''


 

4 comentarios:

Arcoiris dijo...

Quizás, sólo quizás, el autor haya olvidado una característica que a mí, modestamente, me parece muy genuina de nuestra izquierda: el desprecio por el esfuerzo propio. Han persuadido a su personal de que el trabajo es una maldición divina, que acaso el curro no matará pero que para qué correr riesgos, que no hay que vivir para trabajar sino para ver laborar a los “pringaos”, que imagino que serán los reaccionarios, supongo, que ellos y sólo ellos, la izquierda, merecen que la solidaridad entre regiones se concrete en las pagas, subsidios y subvenciones que puntualmente les corresponden, que por algo votan “progre”. ¿Cómo, de otra manera, se entendería que no sean noticia diaria unas inimaginables manifestaciones por la creación de puestos de trabajo en las comunidades administradas por estos flautistas de Hamelin ininterrumpidamente en los últimos treinta años largos? ¿O que se deslocalice una franquicia de Gillette sevillana porque no podían sobrevivir al alto índice de absentismo laboral? ¿O que se les caiga un tramo de autopista, el comprendido entre La Herradura y Taramay, en la autovía A-7, cerca de Almuñecar (Granada), en la tarde del 7 de noviembre del 2005, con resultado de seis muertos y tres heridos pero, ¡oh, la baraca!, ninguno de ellos andaluz (el único fallecido español era gallego)? ¿Y porqué se subcontrata a una compañía portuguesa una obra de tal calado cuando en esa comunidad se lideran los paros total y juvenil? ¿Y porqué, si suman 1.212.000 parados, según las estadísticas del 2011, cuentan con 307.053 inmigrantes (edad media a su llegada: 34,8 años; es decir, pronto, algunos de ellos, cobrarán la correspondiente pensión), de los que 167.500 se sumaban también al paro, que pagamos todos, restantes españoles y currantes europeos? Pero ha sido mi propia experiencia personal la que me ha convencido de que ser de izquierdas equivale a aspirar a que te mantengan los de la caverna, los fascistas, luego de haber conocido un laboratorio hospitalario infiltrado de sindicalistas y luego de haber trabajado con una enfermera representante sindical. Visto lo visto, y aun admitiendo que puedo estar muy equivocado, me temo que la razón última que mueve a los sindicatos y a muchos de los manifestantes, más allá de poner palos en las ruedas de un gobierno de carcas, es el terror a que un día pudieran ellos verse en la mísera situación de currante, ellos, que nacieron cansados y han empleado su vida en tratar de recuperarse.

Sebastián Urbina dijo...

Muy bueno. Algo de eso hay. De ahí que sean fuertemente intervencionistas. O sea, 'Papá-Estado'.

Anónimo dijo...

Como siempre, Arcoiris "estás sobrao". Estoy plenamente de acuerdo con todo lo que dices, pero yo quiero plantear una duda, a ver quién lo resuelve. Y es que me pregunto ¿por qué todos esos de la izquierda y la ceja remiten sus decisiones y su voluntad a lugares disparatados de su anatomía?

Y es que....vamos a ver... a cualquier persona, las decisiones le salen del cerebro, o sea piensa, reconsidera los pros y los contras de una actuación y al final decide lo que su cerebro le aconseja.

En cambio estos progres de izquierdas no utilizan el cerebro ese unicelular que tienen, no sea que se les desgaste su neurona solitaria. Y siempre andan tomando decisiones con la entrepierna, que sirve para muchas cosas, pero para pensar, precisamente, no es lo más indicado.

Imagino a esa palurda malhablada esperando a ver qué le sale de "ahí"... pues oiga, saldran flujos varios, sangre de vez en cuando ... y si encuentras un macho tan desesperado como para colaborar en ello, tal vez algún día salga un ser humano pequeñito, al que Dios le ampare porque va a estar en muy malas manos durante la época más frágil de su vida. Pero vamos, que pensamientos y voluntades de ahí no salen, oiga, se lo digo yo.

Pero a estos progres malnacidos y malhablados les da todo igual, siguen desbarrando.

Y no tienen remedio.
Y presumen de ello.
....y así les va.

Anónimo dijo...

Amigos,

¡ Qué fácil es ser de izquierdas ! Sólo se trata de estar todo el día montado en el carro de la reivindicación.

Decía esta mañana que Iberia hace el gran ERE porque antes no se tomaron medidas valientes desde la direccion de la empresa. ¿ Cómo van a ser valientes con estos sindicatos de mafiosetes ? Por aquellos barros vienen estos lodos: por no haber recortado antes un poco ahora habrá que recortar un mucho. ¿ o qué quieren, que desembarque allí de nuevo papá estado cargadito de subvenciones ?

Para mi el debate del estado de la nación-progre fue el otro día de los goya: da buena cuenta de en qué mundo viven.

Saludos amigos. Misael