BALEARES: GENTUZA CATALANISTA.
Los fachas catalanistas de 'Endavant-OSAN' presionan por carta a un librero para que anule un acto cultural en su local.
Dicen:
'La realización de este acontecimiento en vuestro local (se refiere a la libreria Babel) nos sorprende y nos preocupa. Queremos recordaros que el Círculo Balear es una entidad ultraderechista, españolista y neofascista'.
Por supuesto es completamente falso. Basta leer sus estatutos para darse cuenta de que defiende la Constitución y la democracia.
Afortunadamente, el Círculo Balear ha respondido. 'No vamos a ceder ante la intolerancia y el totalitarismo'.
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LA CUESTION CATALANA
(y IV)
Frente a la Gran Cataluña
Grupo Ramón Llull
Las consecuencias de una hipotética secesión de Cataluña
serían inmediatas en Baleares. En primer lugar, la presión del catalanismo se
acrecentaría hasta extremos insufribles. Los catalanes de Mallorca, la OCB,
PSM, ERC y STEI, están ahora mismo eufóricos y tratarán de que las Islas se
enganchen al carro de la secesión de sus hermanos mayores. Esta quinta columna
contará con el firme apoyo de una parte del pueblo catalán en plena
efervescencia identitaria que no dudará en multiplicar las subvenciones, la
propaganda y los cantos de sirena dirigidos a nuestros anexionistas.
Es la
historia de un deseo, la multisecular obstinación de las élites catalanas de
fagocitarnos en el magma de una Gran Cataluña y no dejar que los isleños
decidamos por nosotros mismos. La historia del pueblo balear se ha forjado
precisamente a partir de nuestra lucha secular contra esta patológica
obstinación de los catalanes para subsumirnos en su proyecto: anexión del reino
independiente de Mallorca; ninguneo de nuestras instituciones políticas para
incorporarnos a las Cortes Catalanas; tentativas de subordinar nuestras
prácticas y relaciones comerciales en los siglos XIV y XV a los intereses de
los catalanes; nos arrastraron en sus aventuras sediciosas contra a la
monarquía, desde Juan II a Felipe V durante la Guerra de Sucesión;
patrocinaron el incontrolado desembarco anarquista del capitán Bayo en la
Guerra del 36, que la propia República desestimó; y un larguísimo etcétera
donde no es precisamente menor el intento de transformar, desde la llegada de
la autonomía balear en 1983, los rasgos identitarios de la mallorquinidad –el
idioma para empezar y continuando con el folklore, nuestra historia, nuestros
héroes o las costumbres– como expresión de una forzada catalanidad.
Esta
infiltración cultural y lingüística, siendo la más pacífica, ha resultado la
más peligrosa ya que está en vías de arramblar con la identidad balear
convirtiéndola en mero apéndice de la cultura catalana. Resulta incomprensible
que a día de hoy el Govern balear siga promocionando del brazo de una
Generalitat separatista la cultura balear en el exterior a través del Instituto
Ramón Llull, escenificando ante el mundo nuestra fagocitación en la cultura
catalana. Flaco favor a la identidad balear.
Tampoco la economía balear, basada en el turismo, se
libraría de las repercusiones de una, esperemos, improbable secesión catalana.
La inestabilidad política, no digamos alentada por una confrontación civil,
provocaría la fuga de inversiones y la deslocalización hacia destinos más
seguros.
No es descartable que la confrontación civil que
probablemente se produzca en Cataluña, tanto si es en forma de guerra abierta
como si es en forma de violencia política entre separatistas y
constitucionalistas si finalmente se consuma la secesión, termine contagiando a
las Islas. En Baleares contamos con firmes partidarios de la anexión con
Cataluña que, si bien en franca minoría frente a una inmensa mayoría que se
sienten españoles y mallorquines, no han dejado de ganar una batalla tras otra,
gracias a su incansable labor proselitista y a su activismo, muy superiores a
cualquier otro movimiento organizado. Es más, casi el 100% de la violencia
política en Baleares es atribuible a los catalanistas isleños. Estos factores
aventuran no sólo un aumento de la conflictividad política en Baleares sino la
posibilidad de un terrorismo de baja intensidad teledirigido desde Cataluña. El
peor escenario sería, sin duda, el de unas Islas Baleares en disputa entre la
España constitucional y una Cataluña separada. Cualquiera de estos escenarios
ocasionaría un daño irreparable a la imagen turística de las Islas. Recordar
que, a día de hoy, Cataluña es ya la autonomía, debido a su inestabilidad
política, con mayor huida de inversores de toda España.
Otro dato que a menudo se soslaya es que las economías de
las Islas y de Cataluña no son convergentes sino competidoras. La insularidad
no sólo es la base de nuestra identidad sino también la base de nuestra
economía. Turísticamente, somos sus competidores. Integrarnos en Cataluña nos
convertiría en un apéndice no sólo cultural y político, sino también económico.
El futuro de
Mallorca está en una España integrada en Europa, nunca en una Cataluña fuera de
la Unión Europea, con el aislamiento a todos los niveles que ello supondría. Es
un monumental error caminar en sentido contrario al espíritu de los tiempos, el
de la unidad fiscal, financiera y política europeas, algo que naturalmente les
trae al pairo a los catalanistas isleños, en su mayoría sin ningún conocimiento
económico y en caso de tener alguno, cegado por la ideología nacionalista.
En definitiva, Cataluña es, desde todos los puntos de vista,
un mal negocio. Creemos que ha llegado el momento para que nuestras autoridades
tomen conciencia del tremendo error histórico que ha supuesto rendirse a los
cantos de sirena del catalanismo cultural ya que, como algunos advertimos en su
día a riesgo de ser tildados de casandras, en su esencia anidaba un
incuestionable proyecto político: una lengua, una nación, un Estado.
La
cacareada unidad de la lengua ha sido la coartada para una uniformidad
lingüística, cultural y en último término política. La destrucción de la
identidad balear al subsumirla como una simple singularidad dentro de la
cultura catalana, así como la erradicación de los lazos comunes con el resto de
España, forman parte del mismo proyecto de construcción nacional de la Gran
Cataluña o de los llamados Països Catalans. Con las cartas boca arriba, ahora
toca a los partidos de vocación integradora hispánica asumir su error histórico
y empezar a desandar lo andado, desvinculando la identidad balear de todo el
proyecto político catalanista y estrechando los lazos de fraternidad que nos
unen al resto de España. (Joan Font Roselló, Sebastián Jaume Muñoz-Maldonado, Miguel Nigorra Oliver, Román Piña Homs, Sebastián Urbina Tortella.)
1 comentario:
Hi ha un llibre molt interessant, publicat el 1977, que es diu La participació de Mallorca en les Corts Catalanes, escrit pel senyor...Román Piña Homs!
Recoman vivament la seva lectura ja que és d'un interès grandíssim.
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