domingo, 4 de abril de 2010

JOSU TERNERA.

Por qué no se busca a Josu Ternera

11:05 | 04 de abril, 2010 Roberto R. Ballesteros. Madrid (LaGaceta)

Ni Policía ni Guardia Civil incluyen en sus listas públicas al que fuera interlocutor de la banda terrorista ETA durante la última negociación. Está en paradero desconocido desde hace ocho años. Urruticoetxea llegó a dirigir la izquierda ‘abertzale’ desde el propio Parlamento vasco.

Ternera está desaparecido desde 2002.

Ternera está desaparecido desde 2002.

José Antonio Urruticoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, lleva casi ocho años huido de la justicia. El Tribunal Supremo le investiga desde 2002 por su presunta vinculación con el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, donde murieron 11 personas, cinco de ellas niños. Un informe del instituto armado confirmó que era uno de los dirigentes de la banda cuando se cometió el crimen y que ordenó actuar al comando Argala.

El Alto Tribunal le citó a declarar, pero el entonces parlamentario vasco anunció que no acudiría. Desde entonces permanece en la clandestinidad. Pero no en la inactividad. Más bien todo lo contrario. Desde Francia continúa al frente de la organización criminal.

Ternera es conocido por manejar los hilos desde la distancia: durante las conversaciones del Gobierno socialista con ETA en Argel, los representantes de la banda terrorista solicitaron reiteradamente la excarcelación de Urruticoetxea y su incorporación a las negociaciones.

Con Carod-Rovira

Tras su paso a la clandestinidad, el etarra seguía al frente de la organización armada. De hecho, fueron él y Mikel Antza quienes se reunieron en representación de ETA en enero de 2004 con el entonces número dos del Gobierno catalán, Josep Lluís Carod-Rovira, en Perpignan (Francia), días antes de la tregua decretada por la banda en exclusiva para Cataluña.

Incluso tras la detención de Mikel Antza en octubre de 2004, Ternera sigue jugando el papel predominante. No en vano, es quien inicia las conversaciones con Jesús Eguiguren, presidente de los socialistas vascos, que más adelante dieron paso a la última tregua de ETA.

Hoy se especula con la posibilidad de que esas conversaciones –amparadas posteriormente por el Centro de Diálogo Henry Dunant– continúen. Al menos es lo que dijo el pasado 24 de marzo el ex ministro del Interior y eurodiputado popular Jaime Mayor Oreja, quien aseguró tener la “certeza” de que Gobierno y ETA se encuentran en la segunda parte de ese proceso iniciado en la pasada legislatura.

Ternera ha sido uno de los dirigentes etarras que más ha abogado por la negociación

Ternera ha sido uno de los dirigentes etarras que más ha abogado por la negociación. Desde el principio. En los años ochenta insistía en distinguir entre negociación y diálogo. Ternera no quería hablar con el Gobierno, sino negociar. Por aquel entonces consideraba que la única forma de sentar al Ejecutivo en una mesa dispuesto a ceder en sus pretensiones era realizando atentados de envergadura. Fue cuando ETA llevó a cabo una cadena de sangrientos asesinatos (1986 y 1987): Príncipe de Vergara, República Dominicana (Madrid), Comandancia de la Guardia Civil (Zaragoza) e Hipercor (Barcelona).

Desde algunas asociaciones cívicas se han pedido explicaciones al Gobierno de por qué no se detiene al único representante válido que ha conocido ETA desde los años ochenta. La detención de un terrorista no es fácil, por lo que no parece adecuado pedir explicaciones en este sentido. Sin embargo, sí resulta lógico pensar que Josu Ternera debería estar en el grupo de terroristas más buscados, teniendo en cuenta la trayectoria del etarra y su poder dentro de la estructura de la banda.

El dirigente no ha aparecido en los últimos carteles de terroristas más buscados distribuidos por el Ministerio del Interior. Pero tampoco se encuentra entre las listas de terroristas colgadas en las páginas web de Policía y Guardia Civil que tienen por objeto la publicación de las caras para facilitar la colaboración ciudadana. Ninguno de los 34 etarras que con foto, nombre y apellido cuelga el Cuerpo Nacional de Policía en su portal es Ternera. Como tampoco corresponde a ninguno de los 36 que publica la Guardia Civil.

Urruticoetxea siempre ha sido calificado por los que le han tratado como alguien con liderazgo y autoridad. Algunos de sus acólitos incluso han llegado a hablar de él como un auténtico “dictador”, aunque ninguno se atrevió nunca a levantar la voz.

El dirigente no ha aparecido en los últimos carteles de terroristas más buscados

Siempre ha actuado en la sombra, con lo que no sería extraño que continuara al frente de la banda moviendo los hilos por detrás. En otras ocasiones ha colocado gente para dar la cara: ha enviado a sus representantes a negociar o incluso ha mandado a algunos de su confianza a ordenar atentados.

En la sombra

Esta habilidad para permanecer en la sombra, de hecho, es la que ha impedido que la Justicia le pudiera achacar nuevos delitos cuando ha tenido la oportunidad, más allá de pertenencia a banda armada. En 2000 el Tribunal Supremo no tuvo más remedio que dejarlo libre, al no poderle imputar delito alguno.

El veterano terrorista también ha sido hábil para no dejar escritos suyos que pudieran dar pistas a las fuerzas de seguridad. Al contrario que otros líderes de la banda, Ternera prefería dar órdenes a viva voz y reflexionar en directo.

La clandestinidad de la familia Urruticoetxea

Como ocurre con frencuencia en el País Vasco, las simpatías con la banda terrorista ETA se dan ya desde el seno familiar. En el caso de los Urruticoetxea, estos coqueteos con el mundo etarra adquieren el grado máximo. El representante de ETA en la última negociación y virtual máximo dirigente de la organización –incluidas las asociaciones satélites y la izquierda abertzale– llevó al extremo las vinculaciones familiares con la banda.

Tanto él como su hijo están involucrados en la organización. Egoitz se incorporó a la agrupación juvenil abertzale Gazteriak, que luego se fusionó a Jarrai. Posteriormente se vio envuelto en diversos ataques callejeros –incluida la agresión a un policía francés– y su cuerpo acabó en la cárcel en varias ocasiones. Incluso llegó a ser miembro de la Mesa Nacional de Batasuna en 2001, cuando su padre ocupaba el escaño en el Parlamento autonómico.

El joven siguió los pasos de Ternera incluso en su incorporación a la vida oculta. Dio el salto a la clandestinidad poco después de que lo hiciera su progenitor.

Sin embargo, y a pesar de todas estas casualidades, tampoco Egoitz aparece en las listas de terroristas más buscados elaboradas por la Policía y la Guardia Civil. Al menos no en las que los citados cuerpos publican en sus páginas web con objeto de buscar la colaboración ciudadana e identificar a los etarras para su posterior detención. No deja de ser extraño que durante los últimos años haya caído tantas veces la cúpula militar y política de ETA en un baño de éxitos políticos disfrutado por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y nunca se mencionara ni a Josu Ternera ni a su hijo.

¿Acaso se trata de dos intocables? ¿Si es así, a qué se debe? ¿Cómo es posible que sea uno de los máximos dirigentes de la organización –un mediocre nunca podría representar a ETA en una negociación– y no se le incluya entre los más buscados?

La cúpula de la banda terrorista está formada por tres jefes principales

La cúpula de la banda terrorista está formada por tres jefes principales, que lideran el aparato político, el logístico y el militar. Cada uno de estos jefes cuenta con la ayuda directa de un lugarteniente que no tiene contacto con el resto de números dos de los otros aparatos.Tras la caída del jefe militar de la organización Ibon Gogeascoetxea, el pasado 28 de febrero, cuando éste se disponía a ordenar nuevos atentados, le sustituyó su segundo, Mikel Kabikoitz Carrera. Su hermano Eneko Gogeascoetxea está al frente todavía del aparato logístico e Iratxe Sorzábal del político. Cada uno cuenta con su respectivo lugartenientes. Fuentes policiales aseguran que, además de los seis jefes, Zuba (comité directivo de la banda) cuenta con otros miembros entre los que podría estar Ternera e incluso su hijo.

Condenas

El pasado 8 de enero, el Tribunal Correccional de París condenó a los dos etarras, padre e hijo, por asociación de malhechores. Ambos fueron condenados tras ser juzgados el pasado 19 de noviembre en rebeldía, al encontrarse en paradero desconocido desde hace varios años. Al progenitor le cayeron cinco años, y al primogénito, cuatro.

La acusación había solicitado siete años de cárcel para el veterano dirigente etarra por hechos cometidos entre 2002 y 2005, y cuatro años para su hijo por hechos que se remontan a 2005. En el caso de Josu Ternera, la sentencia dictada incluye su expulsión definitiva de territorio francés una vez haya concluido el cumplimiento de su condena, así como el mantenimiento de la orden de arresto europea emitida en su contra.

Por lo que se refiere a su hijo, Egoitz, también se mantiene efectiva la orden de arresto europea contra él pero no se ha contemplado su expulsión de Francia porque tiene la nacionalidad francesa. Durante el juicio, la fiscal Catherine Sorita-Minard subrayó que se considera probado que Ternera participó en “actividades en beneficio de ETA”. Se encontró su ADN en un apartamento de Pedro Esquisabel Urtuzaga, Xerpa, jefe del aparato internacional de ETA. En cuanto a Egoitz, ya fue condenado en rebeldía a cuatro años de prisión en julio de 2007 y a dos años en noviembre pasado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Está claro,porque es un intocable de ETA. Ya lo dijo Mayor Oreja: que ZP y los asesinos están compinchados. Cogen alguno para disimular y tal y luego dejan escapar a todos los que pueden.