CONCEPTOS SENCILLOS.
De Guindos y Montoro se encuentran empeñados en una cruzada contra el déficit recorriendo el camino equivocado.
El Gobierno hace enormes esfuerzos para reducir el déficit y hay que alabarle el propósito. Sin embargo, existe un pequeño detalle que los ministros de Hacienda y Economía parecen olvidar y es que un país puede tener déficit cero y estar en la ruina y presentar, en cambio, un cierto exceso de gasto sobre el ingreso y progresar viento en popa. Si el déficit cero se consigue ahogando a impuestos a empresas y ciudadanos mientras el dispendio público no amaina, el balance quedará impecable para presentar en Bruselas y en Berlín, pero España se precipitará al abismo. Al contrario, si sale algo más de lo que entra en el Tesoro porque se invierte en infraestructuras, formación e innovación que crean valor añadido a la vez que la economía genera excedentes que la capitalizan y la gente ahorra en un marco fiscal moderado, el porvenir se presenta risueño.
En otras palabras, lo relevante no es acabar con el déficit per se, sino el origen del mismo y la forma de combatirlo.
En España, de Guindos y Montoro se encuentran empeñados en una cruzada contra el déficit recorriendo el camino equivocado. En lugar de disminuir enérgicamente el gasto reformando las Administraciones para simplificarlas y proporcionarles eficiencia, eliminando subvenciones, duplicaciones, pesebres, organismos inútiles y empleo público no funcionarial, mantienen prácticamente inalterado este tinglado despilfarrador y se entregan con entusiasmo a exprimir a sus compatriotas con toda clase de tributos en plena recesión.
Esta extraña estrategia conduce a las previsiones del Banco de España para el año en curso, caída del PIB de un 1.5% y aumento del paro hasta el 27%. Y es que la economía es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de economistas... socialdemócratas.
(A. Vidal Quadras/La Gaceta)
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