(Con la cara dura y la desvergüenza que les caracteriza, grupos catalanistas boicotean a los que les da la gana y luego lloriquean, se hacen las víctimas y amenazan cuando les boicotean a ellos. Son unos tipejos despreciables. ¿Ya se ha dado cuenta?)
BOICOT CATALANISTA.
Grupos independentistas y nacionalistas catalanes han promovido esta semana un boicot contra Granini por negarse a etiquetar sus zumos en catalán,
argumentando que la firma alemana viola las leyes aprobadas por el
Parlamento autonómico. Pero no se trata, ni mucho menos, de un caso
aislado. Más del 90% de las grandes multinacionales, desde Nestlé a
Danone, pasando por Coca-Cola, Gillete o Durex, rechazan rotular en
catalán los productos que comercializan en esa comunidad autónoma, según
reconoce la propia Plataforma per la Llengua, una entidad para la defensa del catalán financiada por la Generalitat de Artur Mas.
Bajo la etiqueta #BoicotGranini,
cientos de usuarios han propuesto a través de la red social Twitter el
boicot a los zumos de la empresa familiar germana hasta que ésta los
etiquete en catalán. Todos los productos que Granini vende en Cataluña
están rotulados en castellano y portugués, ya que su filial
Eckes-Granini Ibérica los comercializa conjuntamente en ambos países. Un
portavoz oficial de la marca señaló ayer a El Confidencial que
Granini "lleva muchos años implantada en Cataluña y siempre ha respetado
todas las lenguas cooficiales. La prueba es que nuestros spots en televisión se emiten en catalán. Pero las etiquetas tienen un espacio limitado. Y, en cualquier caso, el marco jurídico es interpretable".
La ley del Código de Consumo de Cataluña, que entró en vigor hace tres años -con el socialista José Montilla
al frente de la Generalitat-, advierte en su capítulo 8º, relativo a
los derechos lingüísticos de los consumidores, que éstos tienen derecho a
"recibir las informaciones necesarias para el consumo de un producto en
catalán". Sin embargo, las normas comunitarias son muy claras al
respecto: sólo se puede imponer el etiquetaje de productos de
alimentación en alguna de las lenguas oficiales de la Unión Europea (UE). Y el catalán, pese a que tiene muchos más hablantes que otros idiomas europeos minoritarios, no goza de esa condición.
El 94% ignora el catalán
Aunque
ni Granini ni ninguna de las otras multinacionales del sector se ha
pronunciado oficialmente al respecto, su oposición a etiquetar en
catalán se ampara, precisamente, en esa normativa europea. De ahí que,
según recoge el último informe de la Plataforma per la Llengua
-que se define a sí misma como "la ONG del catalán"-, "un porcentaje
altísimo de empresas todavía no respetan la ley". Nada menos que el 94% de las firmas del sector,
desde las grandes multinacionales a las medianas empresas, etiquetan
sus productos sólo en castellano o en cualquier otra lengua de la UE.
Entre ellas, Danone, Nestlé, Coca-Cola, Casa Tarradellas, Dani, Henkel,
Gillette, Nutrexpa, Durex, Fairy, Pascual y Dodot.
El
mismo informe también lamenta que idéntico porcentaje -94%- de los
juegos y juguetes que se comercializan en Cataluña -muchos de ellos
fabricados en China y el sureste asiático- no incorporan el catalán ni
en sus envoltorios ni en su manual de instrucciones ni en sus
advertencias de seguridad. Entre esas marcas se incluyen algunas tan
conocidas como Playmóbil, Famosa, Borrás e Imaginarium, que, a juicio de
la Plataforma per la Llengua, "vulneran los derechos lingüísticos de los niños y sus progenitores".
En
cuanto a las exhibiciones cinematográficas, el informe de la entidad
financiada por la Generalitat señala un panorama no mucho más halagüeño.
Sólo el 3% de las películas que se estrenan en Cataluña están
dobladas al catalán. Pero de ese ínfimo porcentaje apenas un 15% llega a
proyectarse realmente en esa lengua. La razón, según denuncia la
Plataforma per la Llengua, es que la inmensa mayoría de los
distribuidores desechan la versión catalana disponible y se decantan por
la castellana. "Entre febrero y abril de 2012 se estrenaron en
Barcelona 15 películas con versión en catalán, pero sólo 286 de las
1.969 sesiones que proyectaron esas películas fueron en catalán", apunta
el informe. (José Luis Lobo/El Confidencial)
1 comentario:
Son ceporros aldeanos al pretender tan absurda inmersión lingüística.
¿Pero qué se han creído?
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