jueves, 23 de mayo de 2013

HAY GENTE MARAVILLOSA.


 (Hay gente maravillosa. Salvando lo que haya que salvar, si mucha gente en el País Vasco y Cataluña se hubiera enfrentado, desde el principio, a la intolerancia nacionalista, las cosas hubieran sido muy diferentes. A pesar de la mediocridad de políticos que hemos padecido y padecemos. Con las excepciones de rigor.

Lean lo que hizo esta maravillosa mujer londinense. 

Permítame, señora, que le bese la mano, en señal de respeto y admiración.)









HAY GENTE MARAVILLOSA.
Un soldado muerto en una acera de Londres. Un supuesto terrorista que invoca a Alá frente a las cámaras, con un cuchillo en la mano y las manos ensangrentadas. El horror televisado. Confusión. Y una heroína para la historia: Ingrid Loyau-Kennett. La única que en las transitadas calles de Woolwich, el distrito del sureste de Londres donde se desarrolló la agresión, tuvo el coraje de atender a la víctima e increpar a uno de los supuestos asesinos.

Loyau-Kennet, de 48 años, madre de dos hijos y jefa de un grupo scout, no lo dudó ni un momento. Vio lo que sucedía desde el autobús en que viajaba, se bajó en una parada que no era la suya, y fue corriendo a asistir a la víctima. “Me acerqué y vi que no tenía pulso”, ha explicado a varios medios británicos. “No podía ver la cara del hombre pero tampoco nada que indicara que alguien había intentado decapitarlo. Tampoco había nada que sugiriera que era un soldado”. (Miguel Ayuso/El Confidencial).

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