(Una sociedad tiene que estar muy enferma para acosar a una persona ejemplar como este juez. De todos modos, aunque repugna, no debería sorprender. Albert Boadella, un hijo ilustre, tuvo que abandonar Cataluña. Asqueado.
Y estos héroes son la punta del iceberg. El Oasis apesta. Es triste.)
UN HÉROE EN EL OASIS.
El juez José María Aristóteles, titular del juzgado único de lo Contencioso Administrativo de Lérida, ha decidido arrojar la toalla en su pugna diaria por denunciar el abuso del catalán a través de sus sentencias.
Magán ha sido sancionado en varias ocasiones por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a raíz de quejas elevadas por la Generalitat, el Tribunal Superior de Justicia catalán (TSJC) y otros estamentos por utilizar en sus resoluciones expresiones improcedentes y ofensivas en las que censuraba la preponderancia del catalán y su uso abusivo en detrimento del castellano por parte de la administración. Según confirmó a ABC su abogado, Carles Antolí, Magán ha pedido un traslado fuera de Cataluña y ha solicitado cubrir una plaza vacante en Alicante o Valladolid.
El juez, nacido en Barcelona, catalanohablante
y que tres años al frente del juzgado de lo Contencioso de Lérida, se
siente "acosado" por las críticas y sanciones que ha recibido. Tiene
hasta cuatro expedientes abiertos.Está de baja desde el pasado mes de marzo, por depresión.
El "caso Magán" ha llegado ya al
Tribunal Supremo, tras varias quejas cursadas desde la Audiencia de
Lérida, por parte de abogados de la Generalitat, desde Inspección de
Trabajo de Lleida, desde el Ayuntamiento de la capital ilerdense y hasta
en boca de la consejera de Justicia del primer gobierno de Mas, Pilar Fernández Bozal,
quien llegó a pedir por carta a la Sala de Gobierno del Tribunal
Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que tomara medidas.
El pasado
año, y a raíz de numerosas críticas recibidas desde varias instancias
civiles y judiciales, el TSJC elaboró unas diligencias informativas y
las remitió al CGPJ, que finalmente sancionó a Magán por tres faltas
graves. Se le multó por utilizar en sus resoluciones expresiones
inncesarias e irrespetuosas desde el punto de vista jurídico, o por
dirigir felicitaciones o censuras a los poderes, autoridades o
funcionarios públicos, o por abuso de autoridad. Otras de los cargos
contra él, según admite su abogado, fue un supuesto retraso a la hora de dictar sentencias.
El juez tuvo que pagar un total de
9.000 euros. Magán recurrió las sanciones ante el Tribunal Supremo, que
todavía no se ha pronunciado, aunque sí desestimó su petición de
suspensión cautelar de las sanciones a la espera de pronunciarse sobre
el fondo de la cuestión.
Al juez Magán se le acusa de estos
cargos por sentencias y autos como el que dictó a propósito de una multa
de tráfico que recibió un ciudadano madrileño en Cataluña y que
recurrió.
En su resolución, en la que daba la razón al ciudadano en su
petición de paralizar la ejecución de la multa, Magán censuró que la Generalitat conminara a sus abogados a usar el catalán en la defensa de este caso en los juzgados,
algo que calificó de "descortesía" y "falta de respeto y de mínima
educación deliberada" ante un ciudadano de fuera de Cataluña, mientras
que, por contra, la administración había tramitado el expediente en
castellano. "Cuando se trata de cobrar una multa sí que recurren al castellano", recogió Magán en su resolución, en la que calificaba a la Generalitat de "administración regional".
En otra resolución, Magán señaló que una determinada
actuación buscaba "la eliminación del castellano como lengua cooficial" y
remataba su escrito con un "se puede decir más alto, pero no más claro:
punto y final a la imposición de la lengua catalana como exclusiva y
excluyente".
Sentencias acordes con el TSJC
Entre la judicatura catalana, está claro que Magán tiene
detractores.
Pero también hay quien recuerda que entre sus recientes
resoluciones está la anulación de una multa de tráfico emitida por el
Ayuntamiento de Barcelona a una ciudadana de Lérida porque la sanción
estaba redactada sólo en catalán. En este caso, Magán fundamentó su
decisión en la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut
que negó cualquier preminencia del catalán sobre el castellano. Un
argumento que ha sido corroborado por el TSJC en las sentencias que
anularon los reglamentos lingüísticos del Ayuntamiento de Barcelona, o
de la Diputación de Gerona y Lérida, al concluir que la administración
en Cataluña debe dirigirse al ciudadano en castellano, por escrito o
verbalmente, si éste se dirige en dicha lengua.
"No sé si le darán el traslado, pero su situación es muy
difícil", dice su abogado, Carles Antolí, quien se teme que en un futuro
próximo su cliente sea blanco de más expedientes. Como defensa, el
letrado asegura a ABC que Magán estudia la posibilidad de acabar presentando una denuncia por acoso laboral por "mobbing". (ABC)
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