lunes, 13 de mayo de 2013

PELIGRO TOTALITARIO. CAT

 
 
 No es de ahora. Pero está muy bien que se den cuenta. Cuantos más mejor. ¡Animo, procuren no tardar tanto en aprender lo que tienen delante de sus narices.Y actuar en consecuencia. Ya saben: 'Se permite tener miedo. No se permite ser un cobarde.')
 
 
 
 
TOTALITARISMO O DEMOCRACIA.
 
HE RECIBIDO críticas en Cataluña por comparar a Núria de Gispert con un ministro de Hitler. Algunos han deducido que yo pretendía identificar a los dirigentes nacionalistas con los nazis, lo cual no es cierto. Lo que yo intentaba era demostrar que el no acatamiento a las leyes que se está dando en esa comunidad evoca la misma actitud que la de los líderes del Tercer Reich. No, Artur Mas, Homs, Puig, Oriol Pujol, De Gispert y otros miembros de CiU no son fascistas ni pueden ser estigmatizados por sus trayectorias políticas. Incluso reconozco que todas son personas de convicciones y que actúan movidas por lo que creen que es el interés general. 

El problema no son ellos, pero sí sus ideas y las prácticas que han asumido. Por ejemplo, el no acatar las sentencias judiciales y aplicar la ley en función de criterios ideológicos. No es concebible en una democracia que la presidenta de un Parlamento diga que no obedece un fallo del Tribunal Constitucional. Lo que los nacionalistas catalanes nos están demostrando todos los días es que la construcción de la nación está por encima de cualquier otro valor, incluyendo el respeto a los derechos humanos. Esta actitud la vemos en la obstinación de Mas de no permitir la educación en castellano, que es simétrica a la prohibición de Franco del catalán.

Además de Albert Boadella, conozco a otras personas del ámbito de la cultura y la educación que han abandonado Cataluña y se han venido a vivir a Madrid porque no aguantaban el clima imperante en su tierra natal. El propio lenguaje de los dirigentes de CiU y ERC se ha vuelto orwelliano cuando mienten al decir que España pisotea sus derechos y libertades o cuando manipulan a los ciudadanos al identificar su ideología con Cataluña. Pero lo peor de todo es que se silencia la corrupción y el poder judicial protege a los líderes nacionalistas, sobre los que existen fundadas sospechas de enriquecimiento ilícito. 

Lo diré sin rodeos: la deriva que han tomado Artur Mas y sus aliados se empieza a acercar peligrosamente al totalitarismo, lo cual no sorprende porque el nacionalismo casi siempre desemboca en regímenes que niegan la libertad y que cultivan la uniformidad.
 
 Por ello, el derecho a decidir en Cataluña está dejando de ser la posibilidad de que sus habitantes expresen si quieren ser una nación independiente para convertirse en un plebiscito para elegir entre totalitarismo o democracia. Yo no dudaría cual es la mejor opción. 
(Pedro G. Cuartango/ElMundo/e-pésimo-Auxiliar 1.)

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