Rosa Díez ha tenido el valor de hurgar en la llaga del despilfarro de las autonomías. Hemos creado 17 jefecillos de Estado que se han dotado de toda la parafernalia propia de esa condición: palacios, gabinetes, secretarías, asesores, servicios de prensa, parque de automóviles, organización de escoltas, viajes gratis total, banquetes pantagruélicos, fiestas, recepciones, gasto, gasto, gasto…
Y, claro, contratación incesante de funcionarios para colocar a simpatizantes, parientes y amiguetes. Y, claro, creación de empresas públicas innecesarias y deficitarias para emplear en ellas a los que han prestado favores, amén de nuevos amiguetes y simpatizantes.
Según el estudio realizado por UPyD, el partido de Rosa Díez, las comunidades autónomas derrochan por encima de los 24.000 millones de euros cada año. Una cifra astronómica que dificulta hasta el límite la recuperación económica.
La deuda acumulada por las autonomías y algunos ayuntamientos asusta. El Estado puede naufragar a la griega en gran parte a causa del derroche autonómico. En 1976, los españoles pagábamos 600.000 funcionarios; hoy, 3.200.000. Y mientras las empresas recortan gastos y empleos, las tres administraciones siguen engordando el funcionariado, aparte los millares de empresas públicas que nos desangran.
Bien por Rosa Díez. Sin mirar a los votos, se ha atrevido a exponer a la opinión pública una de las lacras más profundas de la sociedad española: el desmesurado derroche de las comunidades autónomas. (El Imparcial)
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LA RUINA AUTONÓMICA.
Soy plenamente consciente de que, en este maloliente pozo sin fondo, no ha participado solamente el partido socialista, a pesar de que ha gobernado más años que el partido popular. Pero es cierto que ambos partidos son responsables, cada uno en su medida (no es justo el, 'todos son iguales') del desastre que padecemos.
¿Cuál es la diferencia más relevante entre PSOE y PP, a estos efectos? Que el partido socialista aceptó el antidemocrático Pacto de Tinell, por el que se excluye de las instituciones al principal partido de la oposición, y porque ayudó, estimuló o favoreció, el antidemocrático 'cordón sanitario' (inventado por el actor Luppi y demás saltimbanquis) contra el Partido Popular.
En cambio, lo que España y los españoles necesitábamos era que ambos partidos colaborasen para solucionar los grandes problemas de Estado, como la ley electoral o la definitiva construcción del Estado de las Autonomías, evitando esta situación de inestabilidad e incertidumbre derivada de no cerrar el Estado Autonómico. Por no hablar de la irresponsable promesa de Zapatero a los catalanistas. 'Aceptaré cualquier cosa que aprobéis en el Parlamento catalán'. El resultado es el anticonstitucional Estatut y el impresentable comportamiento del Tribunal Constitucional.
Por tanto, aunque los dos grandes partidos son responsables de este lodazal en el que estamos, el que ha impedido acuerdos de Estado que hubieran evitado gran parte, al menos, de estas graves situaciones con las que tenemos que convivir, es el PSOE. Su odio a 'la derecha' ha sido más grande e intenso que su responsabilidad hacia España y el Estado español. Y hacia los españoles.
Esto no quita para que crea que Rajoy es una rémora para el Partido Popular. Con la gravísima situación que tenemos no se puede hacer esgrima de salón. Rajoy es, así lo creo, una persona honesta y con suficiente experiencia política, que le haría un buen Presidente de Gobierno en situaciones políticas 'normales'. Pero no estamos viviendo una situación normal. Vivimos momentos de emergencia nacional, dado que confluyen diversas crisis: una económica, otra político-institucional, y otra moral o de valores.
Cerrar los ojos, o minimizar el peligro, es irresponsable y peligroso. Los ciudadanos no podemos comportarnos como muchos políticos. No podemos ser irresponsables como la mayoría de ellos. No podemos ser unos cobardes y no afrontar, de frente, los graves problemas que nos afectan, como hacen muchos de nuestros representantes políticos.
En estos graves momentos (¡ojalá me equivoque!) debemos recordar las famosas palabras de J. Kennedy:
No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país.
Sebastián Urbina.
1 comentario:
"Su odio a 'la derecha' ha sido más grande e intenso que su responsabilidad hacia España y el Estado español. Y hacia los españoles."
Leyendo este párrafo me he acordado de Golda Meir. Lástima que en nuestra izquierda -la ramplante- no haya una sola mujer que le llegue al polvo de la suela de su zapato. Ni un hombre...
saludos
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